Mi vida (Chejóv)

Los hermanos Misael y Cleopatra Polóznev viven en una pequeña ciudad rusa. Son hijos de un arquitecto; un viudo que da la máxima importancia a las conveniencias sociales y recuerda a sus hijos la alta dignidad de sus antepasados. Pero Misael piensa que en Rusia las clases altas parasitan al pueblo y quiere dedicarse a un trabajo manual. Por su parte Cleopatra está enamorada y espera un hijo de un hombre casado. El padre los maldice a ambos.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1984 Editorial Planeta
148
84-755-1126-0

Original de 1896. Subtítulo: Relato de un provinciano.

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

3
Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Contra lo que pudiera pensarse, "Mi vida. Relato de un provinciano" no es una autobiografía del autor, sino una denuncia sobre las diferencias sociales existentes en Rusia en 1896. Habían transcurrido treinta y cinco años desde que el zar Nicolás II liberó a los siervos y faltaban sólo veinte para la Revolución comunista, pero en el interior del país los esquemas sociales todavía eran muy rígidos.

Chejov denuncia las diferencias y prejuicios sociales que existían en su tiempo. Lo hace a través de la figura del joven Misael Polóznev. Este, a pesar de ser de origen noble e hijo de un arquitecto, quiere dedicarse al trabajo manual y termina como pintor de brocha gorda. Ello provoca un gran escándalo en la pequeña ciudad en la que vive y el repudio por parte de su padre.

Los jóvenes de la época afirmaban ser modernos y estar libres de prejuicios, pero no tanto como para detenerse por la calle para conversar con un obrero o para aceptar a Cleopatra una vez que se supo que estaba embarazada sin haberse casado. Este último detalle nos recuerda lo que pasaba en España todavía no hace mucho.

El tono general del relato es negativo. El lector se da cuenta de que todo va a terminar mal y el protagonista también lo teme. Salva la historia un final esplendoroso, deslumbrante, pero ya es tarde. El lector ya ha ingerido cien páginas de una literatura pesimista, que probablemente coincide con la esencia de la literatura rusa del siglo XIX. El relato es breve, se lee bien y tiene interés para los amantes de la literatura rusa y en concreto de Chejov.