El abrazo

El sociólogo Mikel Azurmendi (San Sebastián, 1942) ha entrado en contacto con la Fraternidad cristiana de Comunión y Liberación.

Azurmendi tiene 75 años, una biografía compleja -perteneció a ETA y ha estado amenazado de muerte por la banda- y cuenta que hace tres años se encontraba al borde de la muerte y sin ganas de vivir.

Se declara no creyente, de tantos que perdieron la fe en los años 60 y 70, pero quiere hacer un estudio sobre esa tribu cristiana que parece actuar con alegría y libertad.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Editorial Almuzara
317
84-17418-83-0

Subtítulo: Hacia una cultura del encuentro.

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"El abrazo"no es un libro fácil de leer. El autor utiliza una terminología profesoral, de sociólogo. Por otra parte la base doctrinal de Comunión y Liberación tiene su aquel de complejidad en la expresión, no en la práctica.

Sabemos por el Evangelio que "por sus frutos los conocereis" (Mt.7,16) y el autor va desgranando los frutos de la entrega de los hombres y mujeres de la Fraternidad: en el acogimiento y adopción de niños y jóvenes sin familia (págs.34 y ss), en el ámbito de la educación (págs.69 y ss), en el acompañamiento de los más desfavorecidos (págs.113 y ss), en la formación y convivencia de los jóvenes y las familias (págs.209 y ss), en el apoyo a las mujeres solas con hijos (págs.293 y ss).

A medida que avanza el libro parece que se fueran aclarando para nosotros los principios de esa espiritualidad. Contra una religión moralista -no harás- vivida de forma individualista, propugna un cristianismo vivido como encuentro y fraternidad: "La única ubicación donde puede imaginarse a Dios es en el espacio de la fraternidad y el amor" (pág.289). Iglesia significa asamblea, reunión y en la Fraternidad todos son catequizados por todos a través del testimonio, del diálogo y la escucha.

Un cristianismo no teórico sino de aplicación directa a la realidad. Éste tiene lugar en medio de la naturaleza, en el trabajo, la convivencia y el servicio. Mostrar a través de la bondad el rostro amable de Jesucristo. Enjuiciar la realidad a través de la óptica cristiana, de forma que el cristiano sea un "colaborador de Dios en el mantenimiento de la belleza en el mundo" (pág.189). Aplicar las palabras del Apostol a los Tesalonicenses: "Probarlo todo y quedaros con lo bueno" (1 Tes.5,21).

Los miembros de Comunión y Liberación no buscan a Dios en el exterior sino en la intimidad del corazón, del propio deseo. Nos recuerda aquellas palabras de San Agustín en la Confesiones: "Tú estabas dentro de mí y yo afuera te buscaba", o aquella otra: "Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti". La inquietud de la que nos habla San Agustín sería equivalente al deseo al que se refiere Dom Giussani. Dejarse llevar por lo bueno que hay dentro de cada uno de nosotros, con libertad y madurez, de forma que nuestras vidas lleguen a tener sentido y nos proporcionen felicidad. Dios está cerca de nosotros en la comunidad que se reune en nombre de Jesús (Mt.18, 15), en los que sufren (Mt.25,35), en los que oran y en los que aman.

Comunión y Liberación da suma importancia a los aspectos culturales y del diálogo: "Fomentar el diálogo y la comunicación entre personas con ideas, creencias, culturas y tradiciones diferentes" (pág.196). Es lo mismo que recomendaba el papa Francisco, en Egipto, cuando dijo: "La única alternativa a la barbarie del conflicto es la cultura del encuentro" (pág.198). El encuentro que consiste en salir en busca del otro, respetar su libertad, vivir la coherencia entre las palabras y los hechos, y exteriorizar la alegría de vivir.

En la últimas páginas Azurmendi asegura que ha estudiado a Comunión y Liberación con la curiosidad de un científico, pero no cabe duda de que ésta le ha influido; así critica a aquellos que rechazan la religión como algo acientífico, a los que se han dejado arrastrar acríticamente por una cultura racionalista, individualista y materialista. Manifiesta que existe un derrumbe de las certezas, que se traduce en miedo al que es distinto y en la mentalidad antinatalista (pág.260).