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Sociedad caprichosa

En la sociedad capitalista en que vivimos, casi por definición chocamos con un afán consumista preocupante. Se nota en la manía del cambio, la dificultad para mantener lo adquirido, el capricho y el vicio de comprar aunque ya se tenga. Si esta tendencia está presente en los adultos, podemos imaginar lo que ocurre con los niños, el día de Reyes, en su cumpleaños: todo son regalos y más regalos. No hacerlo así daría una imagen de que son pobretones y, por lo tanto, los padres no se cortan y compran. Y maleducan a sus hijos de un modo gravemente irresponsable.

Las esperas sanitarias

Es un tema bastante frecuente de conversación, sobre todo, como es lógico, entre personas de cierta edad, las largas esperas que se encuentran en la sanidad. Parte de culpa la tiene la pandemia, que obligó al paciente a pedir cita para todo con tiempo, dándose la circunstancia, incluso de que en algunos casos hay que pedir cita para pedir cita…

Todo futbol

Sorprende comprobar la cantidad de hombres (pocas mujeres) que viven dominados por el futbol. Personas importantes, con un cargo influyente, con un trabajo absorbente, a veces con demasiadas horas de dedicación. Hombres con una familia bien nutrida, que requiere dedicación, pero que cuando llega el partido de futbol de su equipo no están para nadie. Les absorbe en su totalidad, se olvidan de que tienen asuntos pendientes con los hijos, que deben llamar a un amigo para un asunto importante, que tiene asuntos que solucionar…

La alegría y la ligereza

Seguramente nos hemos dado cuenta en más de una ocasión del modo de comportarse algunas personas cuando están entre amigos. Con frecuencia suena la risotada falta de consistencia, porque hay que quedar bien ante el “chiste” del amigo. Otras veces somos conscientes de que lo único que hay es exceso de licor. Y el que juzga es, con frecuencia, porque él también está bajo la influencia del alcohol.

Las bendiciones

A lo largo de los años he tenido, en ocasiones muy diversas, la experiencia de personas que me han pedido una bendición. A veces piden que les bendiga algo, una medalla de la Virgen que se han comprado recientemente, o cosas menos cercanas al culto, como puede ser un coche. Indudablemente las bendiciones las encontramos ante todo en la liturgia. El sacerdote bendice a los fieles al final de la misa y hay ritos litúrgicos que ya de por sí se llaman así: Bendición con el Santísimo, como un rito compuesto por oraciones y la bendición propiamente dicha.

La liturgia del cielo

En dos o tres ocasiones me he encontrado, por casualidad, con unas reuniones litúrgicas de jóvenes consistentes, básicamente, en hacer mucho ruido. Se puede decir que yo “pasaba por allí”. Es decir, no sé muy bien ni quién organizaba aquel tumulto ni qué tipo de gente celebraba, pero sin duda gente joven. Una señora que estaba también, como yo, sorprendida por el espectáculo, me hizo un comentario mezcla de alegría por ver a tantos jóvenes dentro de una iglesia con la extrañeza por el ruido producido.

La ilicitud de las guerras

En toda la historia de los hombres se ha sufrido la calamidad de las guerras, pero cuando se hace un estudio de las diversas situaciones es posible darse cuenta de que el problema con frecuencia es el egoísmo, el afán de poder, el empeño por dominar o, con mucha frecuencia, de enriquecerse. Quizá extrañe menos que hubiera guerras en la antigüedad, cuando la influencia de las religiones era menor o muy pobre.

Con cinco panes de cebada

Con esa exigua cantidad de panes Jesús dio de comer a una multitud. Sin duda Lucía Baquedano estaba pensando en eso cuando puso el título a su primera novela. La eficacia que puede llegar a tener un comienzo mínimo. En su novela, “Cinco panes de cebada” se manifiesta el contraste notorio entre las perspectivas iniciales de Muriel, la protagonista, al llegar, recién licenciada, como maestra a un pequeño pueblo perdido, y los resultados conseguidos cuando lleva unos cuantos meses. Un auténtico milagro.

La esencia de ser madre

“Vinieron como golondrinas”, seguramente el libro más conocido de William Maxwell, en torno a la mal llamada “gripe española”, es ya todo un clásico, por su calidad literaria y su profundidad en ciertos temas de gran interés. Tiene tres partes, en la primera nos cuenta las vicisitudes del hijo pequeño, Bunny, de siete años; en la segunda aparece Robert, el hijo mayor, adolescente de trece años. Y en la tercera el personaje es el padre. Pero, en verdad, la protagonista de toda la historia es la madre.

¿Qué es una familia?

Es algo que se preguntaba Fabrice en un libro de hace ya unos cuantos años en el que detectaba unos modos de actuar en muchas familias, padres, madres, que manifestabanHadjadj  planteamientos de fondo equívocos, errores que terminan siendo dañinos para el propio matrimonio y, desde luego, para los hijos. Este autor, procedente de familia judía pero católico, con familia numerosa, observa en nuestra sociedad unos modos de hacer, en el ambiente familiar, que lleva a errores y mal entendidos.

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