Yauyos, una aventura en los Andes.

En 1957 Su Santidad Pío XII segregó de la Archidiócesis de Lima doce Prelaturas, entes territoriales similares a una Diócesis gobernadas por un Prelado u Obispo. Lima se encuentra al borde del mar, pero su extensísimo territorio diocesano se encaramaba a los Andes hasta los cinco mil metros de altura. La zona andina, habitada por indígenas, padecía una carencia crónica de clero y atención pastoral. Al Opus Dei le fue encomendada la Prelatura de Yauyos, que comprendía las provincias de Yauyos y Guarochirí. La sede episcopal, Yauyos, era un pueblito encajado en la sierra, al extremo de una mala carretera; más allá sólo se podía circular en caballería. Temblores de tierra y huaicos (desprendimientos de tierra y piedras que bajan de las montañas) son allí episodios frecuentes. El fundador del Opus Dei, Monseñor Josemaría Escrivá, designó primer Prelado de Yauyos a don Ignacio Orbegozo, sacerdote de Bilbao que entonces tenía treinta y cuatro años. Con el mismo espíritu le acompañaron hasta treinta sacerdotes diocesanos españoles. Pronto, a las provincias de Yauyos y Guarochirí, se unió la provincia de Cañete, a menor altitud, donde se trasladó la sede episcopal y el Seminario diocesano. El libro de don Samuel Valero recoge la vida y las anécdotas de los primeros tiempos de la Prelatura y de los cristianos que se encontraron allí.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1992 Rialp
192

Cuarta edición de septiembre de 2003.

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“Una aventura en los Andes” es también un milagro en los Andes: el milagro de la obediencia; el milagro del alma “naturaliter cristiana”; el milagro de las tradiciones religiosas conservadas por un pueblo entre altísimas montañas y privado largo tiempo de sacerdotes; el milagro de la oración y mortificación de San Josemaría Escrivá y de los sacerdotes hijos de su espíritu. De aquellas sierras bajaron los que habían de ser los primeros sacerdotes nacidos en la Prelatura. A los veinte años de sa fundación se ordenaron los primeros y diez años después ya eran treinta los sacerdotes indígenas. “Dentro de poco serán suficientes para atender las necesidades del territorio y podrán ayudar a otros. ¿No parece un milagro? – se pregunta Valero-. Para mí lo es”.

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(De Reyes) Apropiado para jóvenes sin miedo ni prejuicios, que gusten de empresas difíciles. Es una narración que deja huella y en muchos casos anima a poner manos a la empresa.

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Es un libro que vale la pena leer. Un retazo de biografía de Don Ignacio Orbegozo,junto con los primeros sacerdotes que le acompañaron en esa aventura de abrir camino en la Prelatura de Yauyos, una zona que casi se puede considerar el "fin del mundo".
Un libro que se podría considerar de aventura,humor y mucho heroísmo.