Embajador en el infierno

En el frente ruso, el capitán español Teodoro Palacios, al mando de una compañía de la División Azul, es apresado y recluido en campos de concentración por toda Rusia. Durante 11 años sufre todo tipo de presiones físicas y morales, manteniendo siempre la serenidad y el orgullo de los prisioneros hasta que es repatriado.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Homolegens
267
978-84-934595-7-4

Original de 1955. Subtítulo: Memorias del capitán Palacios.

2010 Homolegens
267
978-84-92518-55-5
Valoración CDL
4
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3.714284
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Me sorprende ver calificado este libro como novela, ya que por el subtítulo sabemos que se trata de las Memorias del capitán Palacios, no de hechos inventados. Por otra parte hay constancia histórica de que los prisioneros españoles de la Segunda Guerra Mundial en la Unión Soviética no volvieron a España hasta el año 1954, nueve años después de acabada la contienda. Afirma Palacios que la URSS había quedado tan destruida después de la Guerra Mundial, que estaba siendo restaurada por los aproximadamente veinticinco millones de presos que había en sus campos de concentración, entre rusos y extranjeros. También se sorprende de las obras públicas faraónicas que se estaban relizando, en tanto que los rusos residían en isbas o cabañas miserables.

Durante la Segunda Guerra Mundial, con motivo de la invasión de la URSS por Alemania, el gobierno español había enviado a Rusia una División de soldados de infantería -unos cincuenta mil hombres según Wiquipedia-, que fue denominada División Azul por el color de la camisa de Falange que formaba parte de su uniformidad. Se trataba de voluntarios y combatió junto a los alemanes entre 1941 y 1943, especialmente en el sitio de Leningrado. En la batalla de Krasni Bor, en 1943, unos 250 españoles fueron hechos prisoneros por el Ejército Rojo, entre ellos el capitán Teodoro Palacios Cueto, autor y protagonista de estos recuerdos.

Los Aliados y Rusia ganaron la guerra, pero Stalin tardó mucho en devolver a los prisioneros a sus países de origen: alemanes, austríacos, italianos y fineses. De los españoles, Stalin había dicho que no saldrían de Rusia en tanto España estuviese gobernada por los fascistas ["Le dijo la sartén al cazo..."]. La guerra terminó en 1945, Stalin falleció en 1953 y los españoles fueron liberados en 1954. Acompañaban a los prisoneros de guerra varios cientos de marinos y aviadores que se encontraban retenidos en la URSS desde el final de la Guerra Civil española y algunos niños de la guerra que habían sido reclamados por sus familias a través de la Cruz Roja.

Narra el capitán Palacios como, nada más llegar al campo de prisoneros de Cheropoviets, fueron presionados para que se declararan antifascistas; ello no les devolvería la libertad pero serían mejor tratados. Una vez acabada la guerra los rusos pretendieron que renunciaran a la nacionalidad española y adoptaran la soviética para no ser devueltos a España. El capitán protegió a los soldados españoles, procurando que no aceptaran compromisos contrarios a su dignidad, no obstante, algunos de ellos aceptaron y ya nunca pudieron volver a España, incluso sirvieron de testigos de cargo contra Palacios y otros españoles en el juicio que se les seguiría más tarde por sabotaje y actitud antisoviética.

El heroísmo de Palacios y de otros oficiales españoles consistió en que, más que en las promesas de los soviéticos, creyeron en las Convenciones Internacionales de Ginebra que había firmado la URSS, y que protegían a los prisoneros de guerra. Palacios se negó a declarar desnudo como pretendían en el primer campo en el que fueron internados, el de Cheropoviets, y como oficial se negó a realizar trabajos obligatorios. Los españoles pasaron por un gran número de centros de detención y en un momento determinado se pusieron en huelga de hambre al no permitírseles escribir a sus familias, ni recibir cartas o paquetes de ellas. Los paquetes que les eran enviados a través de la Cruz Roja se entregaban a prisoneros más cómodos que los españoles y estos padecían hambre hasta el extremo de comer ranas, gusanos y hierba.

Finalmente, los capitanes Palacios y Oroquieta, el teniente Rosaleny, los alféreces Castillo y Altura y otros soldados fueron juzgados y condenados a muerte por sabotaje y agitación antisoviética, que les fue conmutada por la de veinticinco años de prisión. Hay que decir que, en aquellos años, los ojos de Occidente estaban puestos en los prisoneros de guerra no liberados por la URSS. El Ministro de Asuntos Exteriores Vichinsky declaró en la ONU que en Rusia ya no había prisoneros de guerra, sino criminales de guerra. No obstante, según eran liberados los italianos y los alemanes escribían a España dando testimonio de la situación de los prisioneros españoles. Finalmente estos fueron liberados en 1954, viajaron a España y desembarcaron en el puerto de Barcelona donde recibieron una bienvenida apoteósica.

Imagen de aita

Nueva edición de la novela de Luca de Tena, Embajador en el infierno. Una buena y bien amientada novela histórica

Imagen de Alambique

Novela histórica, en la que nos relatan la odiesea que tuvieron que pasar loa presos durante la Segunda Guerra Mundial, centrado sobre todo en los presos españoles de la Divisón Azul, con el Capitán Teodoro Palacios a la cabeza de ellos.
Con lo buenos que nos quieren hacer creer que eran la dictaduras comunostas, y han sido y siguen siendo las más atroces y sanguinarias.

Imagen de rocio meca

Novela entretenida y bien escrita, que se basa en hechos reales: un capitán español de la división azul y sus soldados son capturados por las tropas soviéticas en una operación militar. Los presos son llevados a un campo de concentración, en donde comienza el cautiverio por diferentes campos de trabajos forzados. El capitán, militar honrado y noble, sale al paso de las injusticias que se cometen en el régimen comunista. Por esta razón padece castigos duros, juicios, etc. Sin embargo este capitán, en ocasiones totalmente desvalido, es un ejemplo para todos los presos que padecen cautiverio con él: ejemplo de amor a la verdad, de humanismo, de solidaridad, de defensa de los derechos humanos y de la dignidad, etc. El desenlace de la obra avanza mostrando la valía de este personaje y de alguno de sus compatriotas.
En su tiempo esta novela fue premio nacional de literatura. Es una lectura amena, entretenida, que aporta conocimientos del mundo soviético y de la grandeza del ser humano cuando emplea la libertad en defensa de los derechos humanos y de la dignidad.