El color de la vida

¿Por qué la vida es bella a pesar de las pruebas con las que nos desconcierta? ¿Tienen algo que ver esas pruebas en la propia belleza de la vida? Podría parecer que cualquier respuesta a esta inquietante paradoja quedaría abocada a indagar en un laberinto emocional y subjetivo, ahora que el nihilismo, que ha perdido peso en los debates universitarios, continúa cómodamente instalado en nuestra conciencia cultural. Pero cabe una respuesta muy diferente y a ella se aplica Martins Steffens, joven profesor francés de Filosofía, con el objeto de reactivar la energía espiritual que nos permita afrontar la vida tal como es, con todas sus consecuencias.

Buen conocedor de la obra de Nietszche, Simone Weil y Léon Bloy, se propone en este texto, ofrecido por primera vez al lector hispano, ayudarnos a asumir las pruebas de la vida más allá de conformismos ideológicos y de estrategias paliativas, a través de una reflexión que sabe bajar del estrado academicista de las teorías para entablar un diálogo franco sobre un tema siempre candente pero que suele ser evitado. Y para reconocerlas, tantas veces en mitad de la noche, es necesario armarse de autenticidad, de humildad y de creatividad, tres de las muchas claves que Steffens propone para convertir la vida, con sus alegrías y contrariedades, en lo que es: una obra de arte en la que tenemos que trabajar todos los días (Sinopsis del editor).

Estudia la lógica vital mostrando que son necesarias las pruebas para la felicidad, lejos de una vida comodona y engañosa. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2014 Cristiandad
189
978-84-7057-615

Subtítulo: Por qué la vida es bella incluso en la prueba. Título original: La vie en Bleu.

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La depresión es una enfermedad del ánimo muy extendida. Procede de la rebelión interna frente al dolor, que nos hace preguntarnos por el sentido de la existencia.  Pensar que en la vida no deberían existir contradicciones denota una mentalidad infantil. La vida no es de color de rosa, pero tampoco es todo negro como lo ve el que está deprimido. Para Steffens la vida es azul, como el mono de trabajo de un obrero o el cielo que se nos ofrece como premio.

El autor desarrolla ciento ochenta páginas con razones para demostrar que la prueba (el dolor) es consustancial con la vida. "Rechazar todo lo que hace daño es vivir en la mentira" (pág.120). Por eso, si amamos a una persona no trataremos de evitarle cualquier contratiempo, de sobreprotegerla, porque  sería un mal para ella. Precisamente, el paso de la infancia a la adolescencia supone descubrir que no todo es gratis, sino que hay que luchar para alcanzar nuestros objetivos; y llegar a la madurez es comprobar que no todos aquellos objetivos estaban a nuestro alcance. Aceptar la vida como es, no como querríamos que fuera. Como contrapartida, la vida más humilde y sencilla puede ser vivida como una vida plena (pág.134).

El sufrimiento no es un fin en si mismo. Amamos el dolor porque amamos el fin que se nos ofrece más allá de él. El autor recuerda a una artista que decía: "No es porque me duelen los pies por lo que soy bailarina... sino que para ser bailarina acepto ese dolor" (pág.130). Aceptar el dolor es conocer la belleza de la causa por la que luchamos, y al contrario, renunciar al dolor supone renunciar a vivir.

Steffens utiliza tres ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras: Job, María Magadalena y San José, cuando el Patriarca descubre que María está esperando un hijo. En el caso de Job, Dios hace ver a sus amigos lo inútiles que son las palabras para el alma que sufre. Como dice Steffens acertadamente, la fe no es un "airbag existencial". San José no renuncia a pensar por si mismo, pero acepta la voluntad de Dios cuando le es manifestada. Por lo que se refiere a María Magadalena, el amor no elimina los defectos ni las posibles caídas, pero el autor se remite a las palabras de Jesús: "Se le perdonan sus muchos pecados porque ha amado mucho". El amor tiene que fundamentarse en la realidad de la condición humana, que es ser falible. Por eso no amamos a los demás si no los amamos con sus defectos: "Si no amo a mi mujer (o a mi marido) más que cuando me es agradable no la amo a ella, sino al efecto que produce en mí" (pág.164).

El autor concluye advirtiendo que vivir supone tener un proyecto, por costoso que nos pueda parecer. Frente a los que no ven más que el lado voluntarista de la existencia -como si ésta fuese un concurso de méritos-, recuerda que la acción debe ir precedida de la contemplación y el discernimiento. Por último recomienda no olvidarse de sacar gusto a la vida; ser felices día a día, paso a paso.

Imagen de JOL

Cómo superar las pruebas de la vida camino a la felicidad? Viene a ser la cuestión planteada por el joven filósofo francés en los apartados de este sugerente ensayo. Comienza su reflexión sobre el arte de vivir con las pruebas que hacen sufrir porque la alegría no está donde la esperamos. Sin embargo, se revelará finalmente la lógica vital mostrando por qué son necesarias las pruebas para la felicidad, lejos de una vida comodona y engañosa.

Expresándolo de otra forma Steffens piensa que es preciso superar tanto el rosa pálido como el negro luctuoso para descubrir en el azul el verdadero color de la vida, como lo es el mar o el cielo, según dice el título. Viene a decir que la vida es bella para quien adquiere el sentido deportivo del montañero que pone sacrificio y esperanza para alcanzar la meta, que da sentido a todo el camino. Y no caerá en lo que denomina “el estatuto del victimismo” -algo tan presente hoy- como instalación pesimista que acusa a los demás de ser los verdugos de su felicidad.

La traducción no resulta fluida en parte porque no es así el estilo del autor. Pero es un buen ensayo ayudado con ejemplos prácticos y glosas al margen muy útiles, con reflexiones coherentes con una antropología cristiana.