El futuro es nuestro

Agentes iraníes tratan de fabricar una bomba de plutonio con material fisionable obtenido en la antigua Unión Soviética. Su objetivo es destruír el Estado de Israel.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1998 Editorial Planeta, S.A.
462
84-226-7914-0
Valoración CDL
2
Valoración Socios
2
Average: 2 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

2
Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Larry Collins, junto con Dominique Lapierre, es autor de obras tan célebres como "Arde París", "Oh, Jerusalén" o "Esta noche la libertad". Son novelas históricas o, dicho de otra forma, relatos históricos novelados. "El futuro es nuestro" es una novela de ficción con importantes referencias a hechos reales. El autor utiliza la misma técnica que usaba en las primeras, varios relatos que se desarrollan simultáneamente para confluir al final. La trama principal, como se ha dicho, consiste en el intento de los iraníes para fabricar una bomba de plutonio que utilizarán contra Israel. Simultáneamente se describe el proceso de fabricación y distribución de la heroína. El cultivo en Afganistán de la amapola del opio, su transformación en heroína, el viaje a Occidente a través de Irán y Turquía, los canales de distribución de la droga en Europa y, por último, los efectos desastrosos que produce en los consumidores. El autor explica el circuíto que siguen los "narcodólares" a través de sistemas bancarios opacos y su reinversión posterior o "lavado". Parte de los beneficios  se destinarán a financiar la lucha contra "los enemigos del Islam". La novela se lee bastante bien hasta llegar a la última parte que resulta algo pesada. El final es sorprendente. El intento, en la novela, por parte de los EE.UU., de frustrar el intento de los iraníes de fabricar la bomba, anuncia lo que luego ocurriría en la realidad, la invasión de Irak con el objetivo de eliminar unas armas de destrucción masiva que nunca existieron. Como siempre, o casi siempre, el título no tiene nada que ver con el contenido de la novela.