El gran descubrimiento

Ulf Eckman fue ordenado sacerdote de la Iglesia luterana sueca en 1979. En 1976 había contraído matrimonio con Birgitta, con quien tuvo cuatro hijos. El 1983, el matrimonio fundó un movimiento independiente de corte pentecostal y carismático: Palabra de Vida. Desde Suecia, este movimiento se extendió por Europa del Este y Asia. Gran predicador, viajero y estudioso, Ulf participó en Congresos en todo el mundo, conoció movimientos carismáticos católicos y profundizó en el estudio de la Eclesiología. Durante quince años Ulf y Birgitta se sintieron impulsados hacia la Iglesia Católica; primero por motivos ecuménicos y posteriormente, porque llegaron al convencimiento de que en élla se encuentra la plenitud de la Iglesia de Jesucristo. En 2014, habían cumplido sesenta y cinco años y se habían retirado de la dirección de Palabra de Vida. Después de una año de instrucción en la doctrina católica, fueron admitidos en ésta como seglares.

"El gran descubrimiento" es la historia de la evolución doctrinal y vital del matrimonio, que no siempre fue comprendida. Una especie de Apología dirigida a los protestantes, que a los católicos nos interesa igualmente.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Ediciones Rialp
244
9788432149429

Subtítulo: Nuestro viaje hacia la fe católica.

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En la vida de Ulf y Birgitta Ekman encontramos rasgos admirables. En primer lugar su afán apostólico que les llevó a fundar cientos de comunidades evangélicas en el Norte, Este de Europa y en Asia. No podemos imaginar que lo hicieran sin la ayuda de Dios. Como nos han recordado san Juan Pablo II y el papa Francisco, a lo largo de la historia ha habido anglicanos, evangélicos y luteranos que han actuado como apóstoles de Jesucristo y han dado sus vidas por Él. La misma Birgitta había nacido en la India, donde sus padres eran misioneros metodistas.

En segundo lugar hay que valorar su espiritualidad -de corte protestante- y su vida de oración. Estas llevaron al matrimonio a preguntarse qué esperaba Dios de ellos y a seguir las inspiraciones del Espíritu. Entre otras el compromiso por la unidad de los cristianos: "Que todos sean uno (...) para que el mundo crea" (Io. 17,20).

Hay que apreciar su espíritu abierto, inquieto y luchador. Ulf valora: "Cuántas cosas tenía que aprender, cuántos libros que leer, lugares que visitar y personas que conocer" (pág.131). Nada más ser ordenado, la familia se trasladó a los Estados Unidos para que él hiciera allí un año de estudios bíblicos. Ya tenían tres hijos y pasaron dificultades económicas, pero esto no les arredró. Años más tarde residirían durante tres años en Jerusalén por el mismo motivo. Allí donde estaban se relacionaban con comunidades protestantes, católicas y judías. Pusieron en marcha una organización en Rusia para auxiliar a los judíos que querían emigrar a Israel y Birgitta una fundación de ayuda a la infancia en la India.

No cabe duda de que Ulf tuvo un don de Dios para el estudio. Cuenta que desde el principio sintió una llamada en su interior que le decía. "Aprende a conocer la esencia de la Iglesia" (pág.47). Partía de los prejuicios anti-católicos comunes a muchos luteranos, pero estudiando llegó a descubrir la importancia de la vida sacramental. Más tarde diría: "Hacía mucho que anhelaba la Sagrada Eucaristía, la confesión y la absolución, la Iglesia de la tradición y la sucesión apostólica" (pág.202). A partir de ahí llegó al convencimiento del poder intercesor de la Virgen y de los santos, la verdad del Purgatorio y el Ministerio jerárquico y doctrinal de los sucesores de Pedro. El Espíritu iba guiándole hacia un conocimiento pleno de la fe de la Iglesia.

Por último hay que señalar el desprendimiento del matrimonio. Cuando ingresaron en la Iglesia católica, el movimiento Palabra de Vida que habían fundado tenía treinta años de existencia y 200.000 miembros. Presumían además la incomprensión que iban a sufri por parte de todos los que les habían seguido hasta allí y se sentirían abandonados. Todo lo despreciaron para adquirir el tesoro escondido, la perla de gran valor de la que nos hablan los Evangelios. Como escribe San Pablo: "Todo lo tengo como pérdida ante el incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor" (Flp. 3, 8).

No voy a decir que el libro sea cómodo de leer. Apunta muchas cuestiones sobre las que pasa luego por encima a gran velocidad. Pienso que nos permite constatar que el Espíritu también asiste a los no católicos en su vida cristiana y empresas apostólicas, pero que al final, igual que el padre del hijo pródigo, ama ver a sus hijos reintegrarse a la mesa común. Como señala el autor: "El amor apasionado por Cristo implica también un amor apasionado por su Iglesia" (pág.168).

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"Ulf Ekman, fue Pastor de la Iglesia Luterana (ordenado en 1979) y, posteriormente, fundador junto con su mujer Birgitta, de la extendida y floreciente comunidad evangélica “Palabra de vida” (1983). Ambos experimentaron la apasionante aventura de la conversión tras descubrir la fe católica y saberse tocados por una intensa gracia de Dios, que los llevó al bautismo y a su plena incorporación a la Iglesia Romana."...

Un apasionante viaje a la fe católica. Leer artículo>>