Djadi, el niño refugiado

Djadi tiene once años cuando huye solo de Siria y llega a Fráncfort. Nadie sabe lo que ha vivido en su huida por el Mediterráneo, ni sus pérdidas por el camino. Djadi se encuentra completamente solo en Fráncfort cuando Jan y Dorothea lo acogen en la casa que comparten con otros mayores y se ocupan de él. Día a día aprende el idioma, las costumbres de su nueva "familia" y a adaptarse al colegio. Pero es la gran conexión y amistad con Wladi, un hombre de setenta y cinco años, lo que ayuda a Djadi a convivir con sus miedos. 
Poco a poco aprende a confiar en las personas que lo acogen en su casa compartida.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Anaya
128
978-84-698-3623

Traducción de Carmen Bas

Colección Clásicos Modernos

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Novela juvenil que trata el tema de la inmigración y la integración de los niños refugiados. El protagonista es Djadi, un niño sirio de unos once años, “bajito para su edad, demasiado delgado… y un rostro duro con unos grandes ojos negros” (p. 9). Sin padres, sin hermanos, ha llegado a Alemania con un grupo de refugiados que no han querido abandonarlo a pesar del penoso viaje. Allí, en la ciudad de Fráncfort,  en un centro de ayuda a menores conoce a Jan, un trabajador social, que, junto con su esposa, decide adoptarlo a pesar de todas las dificultades.

En el relato, se plantean básicamente dos procesos interesantes: la evolución psicológica del protagonista, y el proceso de adopción con todos los problemas que conlleva. Desde el punto de vista psicológico, el niño está bloqueado y traumatizado por todos los hechos vividos, especialmente, la desaparición de su familia. El miedo y la incomunicación son las notas características de su personalidad al inicio del relato, para él cualquier gesto es una amenaza: “Se puso muy tieso, con la boca abierta, como si le costara respirar… y desapareció debajo del sofá” (p. 13). La relación del niño con Wladi y Kordula, un matrimonio de jubilados, ambos profesores y marcados por la guerra, hará que éste poco a poco se abra y acepte las nuevas circunstancias: conocimiento del idioma extranjero, colegio, amigos, etc.

La obra, dividida en breves capítulos, va marcando perfectamente la evolución del niño y sus diversos logros. De la misma forma, abundan los diálogos que agilizan el texto y dan a conocer el interior de los personajes a través de sus propias palabras. Escrita con un estilo sencillo y accesible, la novela presenta de forma adecuada el problema de los refugiados a los jóvenes lectores.