Las hijas del capitán

Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, Emilio Arenas, obliga a sus hijas veinteañeras a asumir las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad. Con una lectura tan ágil y envolvente como conmovedora, Las hijas del Capitán despliega la historia de tres jóvenes españolas que cruzaron a la fuerza un océano, se asentaron en una urbe deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su camino: un tributo a las mujeres que resisten cuando los vientos soplan en contra, y un homenaje a todos aquellos valientes que vivieron la aventura a menudo épica y casi siempre incierta de la emigración (Sinopsis del editor).

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Planeta
609
978-84-08-18998
Valoración CDL
3
Valoración Socios
2.666668
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Imagen de JOL

Tres hemanas, dos mundos, una ciudad. Se trata de Nueva York y en el barrio de inmigrantes españoles e italianos, junto a la Catorce, y en los años treinta. Primero el padre, Emilio, que atraerá a su mujer y sus tres  hijas, a un mundo tan distinto. Adquiere una casa de comidas, Las hijas del capitán, pero muere en un accidente. Ellas, con su gran resistencia desde el principio, ayudarán a su madre en esta inevitable empresa. Son muchas las dificultades y enredos que les ocurren, a las tres hermanas, tan distintas, Vitoria, Mona y Luz, pero que son una piña. Están bien caracterizadas, aunque otros personajes, no tanto. Son muchas historias para llenar más de seiscientas páginas porque es lo que se lleva, en seis grandes partes, con capítulos numerados pero sin un índice, otra moda inexplicable en muchas novelas actuales. Los primeros pasos resultan algo reiterativos aunque la novela va cobrando fuerza e interés. Solamente a final las cosas cuadran y la malignidad de un mafioso tiene su merecido.

Dueñas tiene oficio, se ha documentado bien y engancha al lector. Hay momentos sentimentales y algunas descripciones explícitas, quizá porque también es la moda. La novela es un merecido homenaje a las familias emigrantes que viven con arrojo en condiciones muy duras, y también una protagonismo de un feminismo positivo, con unas mujeres capaces de salir adelant en medio de incertidumbres y errores. 

Imagen de enc

Es encomiable el esfuerzo de María Dueñas por repetir el éxito que alcanzó con "El tiempo entre costuras". La autora ha seguido las huellas de los españoles en el extranjero; si en "El tiempo..." fue la presencia colonial de España en el norte de Africa y "Misión olvido" sitúa a la autora en California, "Las hijas del capitán" (el título es mejorable) hace referencia a la emigración española en Nueva York en la primera mitad del siglo XX.

Según la autora, la filoxera, que a finales del siglo XIX había arrasado las vides en el área mediterranea, produjo una oleada de emigrantes andaluces al nuevo mundo; por su parte los gallegos nunca han necesitado un motivo para emigrar, siempre que se les ofrezca la posibilidad de mejorar su nivel de vida; por último los hispano-cubanos ya estaban a un salto de los Estados Unidos, para éllos más que emigración era un corto viaje.

Junto con la inmigración económica, en 1936 llegó a Nueva York un exilado político de primer nivel, S.A.R. don Alfonso de Borbón y Battemberg, conde de Covadonga, primogénito de S.M.Alfonso XIII, Rey de España en el exilio. Alfonso había renunciado en 1933 a sus derechos dinásticos para contraer matrimonio con la hermosa cubana Edelmira Sampedro.  El matrimonio duró tres años y cuando, en Cuba, Edelmira decidió a separarse de Alfonso, el conde de Covadonga se trasladó a Nueva York. El dimitido Príncipe de Asturias era hemofílico, tenía una salud delicada y dependía en gran medida del auxilio de terceras personas. En Nueva York su vida se cruza con las de un grupo de españoles: tres impetuosas malagueñas a las que denominan  hijas del capitán y los enamorados de estas.

Las hijas del capitán son las protagonistas de la novela. Ésta tiene más personajes que argumento. La historia resulta dispersa, con multitud de episodios colaterales, algunos no concluídos. En algún momento el lector se pregunta si María Dueñas no se habrá limitado a coser una serie de anécdotas y a ponerlas por escrito. La autora dibuja bien a sus personajes pero no tienen fuerza, y algunos ni casi papel en la obra. La novela va de menos a más; consta de seis partes y las últimas son más interesantes que las primeras. El problema es que, como son seiscientas veinte páginas, al aproximarse el final el lector está cansado y no las disfruta.

 

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Desconocía la historia de la emigración española a Estados Unidos a principio del siglo XX. En esta novela se refleja, en mi opinión, una visión general de ella, muy conseguida, sobre todo en lo que se refiere al ámbito social. Con el argumento de un padre de familia que ha trabajado en múltiples labores por todo el mundo y que no ha llegado a convivir establemente con su mujer y sus hijas, decide comprar una casa de comidas en un barrio de Nueva York y traerse desde España a su familia a principio de los años 30. Jugando con las historias de la madre y las tres hijas, tan diferentes, se decribe el ambiente de los españoles en algunos de los barrios de allí, las dificultades de idioma y vida, personajes históricos conocidos que ayudan a recrear la narración. Resulta notable, como en otras novelas de la autora, la riqueza en la descripción de las personalidades de las protagonistas, y las tramas humanas que se desarrollan, con momentos sentimentales, en algún momento más explícitos aunque traídos en su momento y considerándose "inevitables".