La hija del relojero

¿Mi nombre verdadero? Nadie lo recuerda.
¿Los sucesos de aquel verano? Nadie más los conoce.

En el verano de 1862, un grupo de jóvenes artistas, guiados por el apasionado y brillante Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor, una casa de campo en Berkshire. Tienen un plan: vivir los siguientes meses recluidos y dejarse llevar por su inspiración y creatividad. Sin embargo, cuando el verano toca a su fin, una mujer ha muerto de un disparo y otra ha desaparecido, se ha extraviado una joya de valor incalculable y la vida de Edward Radcliffe se ha desmoronado.

Unos ciento cincuenta años más tarde, Elodie Winslow, una joven archivista de Londres, descubre una cartera de cuero que contiene dos objetos sin relación aparente: una fotografía en sepia de una mujer de gran belleza con un vestido victoriano y el cuaderno de bocetos de un artista en el que hay un dibujo de una casa de dos tejados en el recodo de un río.

¿Por qué ese boceto de Birchwood Manor le resulta tan familiar a Elodie? ¿Y quién es esa hermosa mujer que aparece en la fotografía? ¿Le revelará alguna vez sus secretos?

Narrada por varias voces a lo largo del tiempo, La hija del relojero es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las pérdidas. Por sus páginas fluye como un río la voz de una mujer ya libre de las ataduras del tiempo y cuyo nombre ha caído en el olvido: Birdie Bell, la hija del relojero, la única persona que vio todo lo sucedido.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Suma
648
978-84-9129-216
Valoración CDL
3
Valoración Socios
2.5
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Imagen de amd

Novela de misterio en la que se alternan y se mezclan diferentes planos temporales que se van complicando a medida que avanza la trama. En el tiempo presente, la acción comienza en el verano de 2017 y la protagonista es Elodie Winslow, una joven a punto de casarse que trabaja en el Archivo de un célebre hombre de negocios, James W. Stratton, que vivió a mediados del siglo XIX. En el tiempo pasado, la acción se remonta a esa época y a los terribles sucesos acaecidos en el verano de 1862, y tiene como protagonista a una hermosa joven, la hija del relojero. Para diferenciar estos dos planos temporales, la autora ha elegido para cada uno de ellos una voz del narrador diferente: la hija del relojero narrará su historia en primera persona, acercándose emocionalmente al lector, con un estilo romántico, sensible y lleno de recuerdos; mientras que el resto de la narración está en tercera persona omnisciente, con un narrador tradicional más objetivo. Sin embargo, aunque estos son los dos planos principales, la autora genera otras tramas que van hasta un pasado remoto en el siglo XVI (con la leyenda de los niños perdidos y la reina de las hadas) hasta la historia de la familia Winslow, presentada generación tras generación, desde el siglo XIX hasta el tiempo presente. La similitud de algunos hechos en diferentes tiempos y lugares puede provocar, en ocasiones, bastante confusión en los lectores.

Desde el punto de vista espacial, la trama también se puede considerar como la historia de una casa: la mansión Birchwood Manor, situada en la campiña británica, cerca de Londres. Según la protagonista, “es una casa extraña, construida con el propósito de resultar confusa”,  sobre la que se contaban extraños sucesos y antiguos cuentos desde siglos atrás. Una casa especial, con dos tejados, que se alzaba en el recodo de un río y en la que se habían construido escondites y compartimentos secretos. En definitiva, un lugar proclive a la fascinación por las ciencias ocultas y a la aparición de espíritus que vagan por la casa, fuera del tiempo, formando parte de la misma. Porque, como afirma la autora, Gran Bretaña es una isla antigua, un lugar de fantasmas (p. 280), que tiene en sí misma algo viejo y esencial que la conforma, al igual que ocurre con algunas de sus casas.

En conjunto, se trata de una novela larga que se complica excesivamente, entrelazando muchas tramas abiertas, que luego la autora debe justificar para poder cerrar de forma verosímil. Aunque el estilo es muy bueno, los temas tratados (el amor, el matrimonio, las clases sociales, la educación y la cultura) así como la resolución final de los conflictos no convencen a todo tipo de lectores.  

Imagen de polvorista

Larga novela de Kate Morton que sigue el mismo esquema de las otras. Varios planos temporales con historias independientes que van confluyendo hasta desatar de forma elaborada los diversos nudos que ha ido creando. En este caso un drama en una casa de campo en el que mataron a la prometida de uno de los protagonista. Una modelo de origen humilde, hija de un relojero, que acaba siendo la musa de un pintor. Una joven prometida en la época actual que investiga la historia de una foto. En mi opinión excesivamente larga. Comprendo a los seguidores de esta autora por los nudos, historias románticas, etc., que desarrolla pero pienso que en su afán de que todo quede atado y bien atado acaba siendo premiosa y algo pesada.