Carta al Duque de Norfolk

Esta carta, escrita por Newman para rebatir las críticas ofensivas del político Gladstone a los católicos, está considerada como uno de los textos más luminosos de la literatura cristiana acerca de la conciencia moral.

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2005 Rialp
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Las obras del Cardenal Newman han pasado al fondo perenne del pensamiento cristiano. Es él uno de los autores más citados por el magisterio contemporáneo y la misma naturaleza de sus escritos, algunos de fácil acceso para un espectro amplio de lectores, unido a su atrayente personalidad, han hecho que sea bastante conocido. En este escrito responde, a petición del Duque de Norkfolk, a un libelo escrito por William Ewart Gladstone, donde acusaba a los católicos de tener dividida su autoridad entre la Reina y el Papa y por tanto, no ser súbditos fieles de la Corona.

Gladstone era un político muy influyente y conocido en Inglaterra así como fiel practicante de la confesión nacional. El escrito de Newman tuvo por ello una especial resonancia. Sin embargo, la defensa que hace el Cardenal católico de los fieles de Inglaterra, mostrando que no hay oposición entre la fidelidad al Papa y a la Reina, porque ninguno de los dos pide una Obediencia Absoluta, va más allá de un interés circunstancial. El hecho de que la polémica se diera en un contexto de amplia dificultad para los católicos ingleses, marginados por la ley y la sociedad, no impide que Newman, con su perspicacia y brillantez habitual, lleve el tema a los aspectos fundamentales traspasando las cuestiones accidentales e históricas. Por eso esta carta es un excelente tratado sobre la conciencia.