Yo acuso

Parlamentaria holandesa de origen somalí, se mantiene firme en su lucha por los derechos de la mujer musulmana, compromiso por el que se encuentra amenazada de muerte. La revista Time la ha considerado una de las cien personas más influyentes del mundo.

Ayaan Hirsi Ali es, ante todo, una mujer valiente. La comisaria europea Neelie Kroes ha dicho de ella que reúne «el aspecto de la modelo Naomi Campbell y el compromiso del Che Guevara». Ayaan sabe que su lucha en defensa de la mujer islámica puede costarle la vida: escribió el guión de la polémica película por la que el cineasta Theo van Gogh fue asesinado en 2004; y sobre el cadáver del director apareció un mensaje que, entre otros, señalaba a Hirsi Ali como futura víctima.

En este libro nos muestra su visión crítica del islam, a través de ensayos y discursos en los que denuncia la violación sistemática de los derechos fundamentales de las musulmanas, sometidas desde niñas a una moral sexual vejatoria. La autora centra su análisis en el ámbito de inmigración, y expresa su objetivo de forma clara: concienciar a sociedad europea de que las musulmanas tienen derecho a ser libres.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Galaxia Gutenberg
196
Valoración CDL
2
Valoración Socios
1
Average: 1 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

1
Género: 

Comentarios

Imagen de JOL

Se trata de un relato autobiográfico de la parlamentaria holandesa de origen somalí en defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas. Recopila sus polémicos artículos y entrevistas pidiendo una época ilustrada para el islam. para que Occidente contribuya a la generación de un Voltaire del mundo musulmán. Parece que ella aspira a serlo y no conoce bien la catadura del sujeto. Aunque ella defiende el viaje del islam al siglo XXI, tan necesario como improbable en varias décadas, no llega a profundizar en las razones morales ni en la naturaleza de la religión. Por la suya juzga a todas las demás. Ella se confiesa atea, porque Alá es un Dios vengativo y violento especialmente contra la mujer.

Hay que disculpar sus afirmaciones por las malas experiencias sufridas, pero le falta la fueza de la razón. No se puede juzgar a todos con el mismo rasero, y no parece conocer el cristianismo, y menos la última encíclina de Benedicto XVI : Dios es amor.
Más interesante es el relato de Sabatina James, Del islam al cristianismo: mi historia, Palabra 2006.

JOL