"Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos. Ya no se advierte con claridad que solo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura al futuro de la sociedad. Pero ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarlos a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimula la estabilidad de la unión conyugal?".

            Estas valientes palabras del papa Francisco en la Exhortación Apostólica Amoris laetitia ponen el dedo en la llaga de lo que está pasando en tantos países, bajo las presiones de grupos poderosos e influyentes en organismos internacionales, en la opinión pública… En España, sin ir más lejos, tenemos un problema demográfico muy serio, y me pregunto si, en la campaña electoral que se avecina, se hablará de este tema, en el que está en juego el futuro de la sociedad, o se pasará por alto como ha sucedido en ocasiones anteriores. Ojalá nuestros líderes políticos leyeran el documento postsinodal, tan realista y a la vez tan sugerente, para darse cuenta de la trascendencia de las políticas sobre la familia, y ojalá fueran capaces de llegar a un gran pacto sobre la familia y la educación, con altura de miras y pensando de veras en el bien común, por encima de ambiciones personales y de intereses ideológicos. Quizá sea un sueño quimérico por mi parte.

            Lo que sí está a nuestro alcance es leer atentamente la exhortación papal y sacar consecuencias que nos ayuden en la tarea cotidiana de fortalecer los vínculos familiares y sociales.

Luis Ramoneda