Choque de ilustrados



            Las
investigaciones acerca del levantamiento en Madrid del 2 de mayo de 1808, muestran
las diversas visiones que existían en Europa acerca del siglo de las
luces. De hecho, la invasión de las tropas francesas en España en
1808, fue interpretada por la mayoría del pueblo como la
imposición de la Ilustración francesa, es decir, atea y
destructora del orden social constituido por la monarquía, la nobleza y la religión. Para
otros, los llamados afrancesados, era la ocasión de la puesta al
día de España en las corrientes europeas, o simplemente, para
otros de ellos, se trataba del mantenimiento del orden establecido con la nueva
monarquía.


            Se
podría hablar del choque de visiones distintas de la Ilustración. En
efecto, la Ilustración española se diferenciaba de la europea en
que la mayoría de los ilustrados españoles eran católicos
practicantes. El siglo de las luces en España produjo una
ilustración singular. Por una parte, el catolicismo seguía siendo
como en siglos anteriores la amalgama de la unidad de los pueblos de
España, y la vida corriente, de pueblos y ciudades, giraba alrededor de
las fiestas litúrgicas. El pueblo tenía una práctica
sacramental intensa y viva.


            Por
otra  parte, el desarrollo
científico, en nuestro país, no compartía la visión
agnóstica de muchos de los científicos europeos. Las reformas
estructurales, educativas y científicas eran tuteladas por los monarcas
y sus hombres de confianza. Jovellanos es un ejemplo de ilustrado
español que puso en marcha el Programa del Despotismo ilustrado: reducir
clérigos; elevar el nivel cultural; eliminar monopolios; impulsar la
industria; reforma fiscal; desamortización de manos muertas.
El regalismo, era un modo de actuar común a los monarcas
españoles en siglos anteriores, y había dado buenos frutos,
mientras la adhesión de los reyes a la Iglesia y a su misión
espiritual y social, habían sido inquebrantables.


            Como
es sabido, a lo largo de 1808, Napoleón atrajo a la familia real desde
Aranjuez a Bayona, a la vez que sus tropas, que habían atravesado
España para llegar a Portugal, en octubre de 1807, se desplegaron por el
territorio nacional.           


            El
2 de mayo se produjo el levantamiento popular en Madrid. El estallido de la
Revolución recorrió España. Se constituyeron Juntas
populares en muchos lugares. En todas esas Juntas, se respiraba el mismo
ambiente: la defensa del Rey legítimo, Fernando de Borbón, la
religión católica y las leyes y costumbres de España,
frente a la imposición de un monarca extranjero y las ideas de la
Revolución francesa.


            Las
Juntas Provinciales y la
Junta Central acabaron convocando las Cortes que, finalmente,
alumbraron en Cádiz la Constitución liberal de 1812.  Pero, el pueblo luchaba contra el invasor
y no entendía las nuevas leyes. En cualquier caso, el monarca no
aceptó la legislación aprobada en Cádiz y el pueblo estaba
acostumbrado desde siglos a seguir a su monarca.
La
entrada del liberalismo en la España del siglo XIX, por tanto, se
realizó de modo abrupto, a trompicones, intentando arrastrar al conjunto
de la sociedad. Esto
explica los sucesivos vaivenes.


 


José Carlos Martín de la Hoz  


 


Para leer más:


 


De Diego, E. (2008) España,
el infierno de Napoleón
, Madrid
Esfera de los libros.


García
Cárcel, R. (2007) El sueño
de la  nación indomable
,
Madrid, Temas de hoy


La Parra, E. (2007) Los cien mil
hijos de San Luis
, Barcelona, Síntesis


Vallejo-Nágera, J.A. (1985) Yo, el rey,
Barcelona, Planeta


Merino, I. (2003) Por el
Empecinado y la libertad
, Barcelona, Maeva