El esplendor de la verdad

 

En el zénit del pontificado de san Juan Pablo II, el 6 de agosto de 1993, hace ahora veinticinco años, tuvo lugar en Roma uno de los momentos más importantes y claves de su fecundo servicio a la Iglesia y a las almas como pastor supremo y universal, con la edición de uno de los documentos más importantes publicados por el magisterio ordinario de la Iglesia Católica en el final del segundo milenio; la Encíclica Veritatis splendor, el esplendor de la Verdad, sobre los fundamentos de la Teología Moral Católica (n.4).

Así pues, “El esplendor de la verdad,” como todos los grandes documentos y encíclicas vaticanas, es fruto del don de Dios, pero también de una larga y documentada preparación intelectual y moral de los teólogos e investigadores dedicados a la búsqueda de la verdad y al desarrollo del estudio del tesoro de la revelación divina y de la teología arrodillada. De ese modo, con este documento sobre la teología moral, Dios Espíritu Santo premió tantos años de estudio y dedicación de importantes teólogos y pastores de las almas, con la culminación de un documento intelectual y teológicamente impecable. Como señala el propio Romano Pontífice al comienzo de la Encíclica ha sido promulgada después del Catecismo de la Iglesia Católica, donde en su parte tercera, denominada la vida en Cristo se abordaba la doctrina mortal cristiana fundamental. En esta “encíclica se limitará a afrontar algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia, bajo la forma de un necesario discernimiento sobre problemas controvertidos entre los estudiosos de la ética y de la teología moral. Éste es el objeto específico de la presente encíclica, la cual trata de exponer, sobre los problemas discutidos, las razones de una enseñanza moral basada en la sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia” (n.5).

Como siempre ha sucedido a lo largo de la historia de la teología católica, este documento no es un punto de llegada final, el llamado lugar de confort teológico para los interesados y luego su divulgación capilar al pueblo cristiano mediante la homilética, las manuales de teología y la catequesis cristiana, de modo que esas luces del Espíritu Santo sean trasladadas oportunamente al entero pueblo de Dios. En realidad, sucede algo mucho más grandioso y eficaz, pues Veritatis splendor, es punto de partida para seguir profundizando y hallando nuevas luces que nos hagan avanzar en la comprensión del misterio cristiano, en su aplicación a los problemas que plantea el mundo de hoy y gracias vigorosas de Dios para la plena identificación entre fe y doctrina.

Así pues, después 25 años de su publicación, sigue siendo motivo de agradecimiento a Dios, al Santo Padre y aquellos teólogos que alcanzaron tan maravilloso texto. Asimismo, es necesario seguir leyéndolo para encontrar respuestas a los problemas morales de nuestro tiempo y avizorar respuestas coherentes con la verdad católica a los que puedan plantearse en el futuro.

José Carlos Martín de la Hoz

San Juan Pablo II, Veritatis splendor, Roma 6.08.1993.