El profesor Umberto Casale ha
realizado, en la obra que hora presentamos, una completa síntesis del
pensamiento del cardenal Ratzinger y su continuación como Benedicto XVI acerca
de las relaciones de fe y ciencia. Asimismo, ha agrupado y presentado los
trabajos más significativos del profesor Ratzinger sobre la materia y,
finalmente, publica los discursos de Benedicto XVI a las Academia Pontificia de
las Ciencias y al Pontificio Consejo de la Cultura.


En las primeras páginas introductorias (pp. 1-38) Casale, después
de hacer un recorrido histórico acerca de las relaciones entre fe y ciencia, se
detiene a considerar la etapa de la modernidad. En primer lugar con Copérnico (concepción heliocéntrica), Galileo
(cambio del concepto de autoridad por el de experimentación) y Bacon (el saber
no como contemplación, sino como poder). En un segundo estadio recuerda las cuatro
revoluciones: la primera, la cultural, es decir la ilustración con Descartes,
Pascal y Kant, que exalta la razón y contrapone la luz de la razón a la
oscuridad del dogma. La revolución científica, con Newton y el cambio de
método, y sobre todo el descubrimiento de unas leyes físicas. Seguidamente, la revolución
política: la legitimación política estaría en el pueblo, no en Dios, a lo que
se añade el contrato social de Rousseau y el convencimiento de Locke, para
quien la democracia constituye la única forma moderna de Estado. Finalmente, la
revolución industrial, con el capitalismo, la explosión urbana, etc.


La tercera fase, en el siglo XIX, con los sistemas de
pensamiento: idealismo trascendental, inmanentista e
historicismo de Hegel/( 1770-1831), el materialismo histórico de Marx (1818-1883),
el evolucionismo de Darwin (1809-1882), el cientificismo de Haeckel (1834-1919) y el positivismo de Comte (1798-1857). Y añade: "Todos estos '-ismos' se
convierten en ideologías totalizadores que transmiten las ideas propias del
optimismo del siglo XIX. Se afirma, en efecto, la idea del progreso indefinido
de la humanidad hacia una era de felicidad y bienestar en la que la ciencia y
la técnica podrán resolver todos los problemas del hombre y la sociedad: el
hombre es el único dueño de su destino que, con la ayuda de la racionalidad
científica, podrá construir un mundo cada vez más perfecto: y, finalmente, se
afirma la voluntad de poder, necesaria para dominar la naturaleza, someter las
fuerzas hostiles y construir un mundo mejor" (p.13).


A continuación comienza con el desarrollo de la cuestión en
las enseñanzas del Papa, donde insiste en que los modelos de relación entre fe
y ciencia, deben basarse en la interdisciplinariedad y la integración: "se trata de reconducir la
actividad de la razón al seno de una antropología integral, abierta a una
trascendencia que se realiza en la fe" (p.37)


Para Ratzinger la ciencia del XVII es singular: "la
novedad consiste en el maridaje de platonismo y experiencia empírica, de idea y
experimento… existe una correspondencia profunda entre nuestra razón humana que
descubre la naturaleza y la razón o la racionalidad que el ser humano encuentra
en la naturaleza (p.49)


Y añade: "la primacía del logos y la primacía del amor se
te velan idénticas la creación significa dependencia en el ser. la persona o el ser espiritual no es el resultado del azar
sino del amor. Cada uno somos el fruto de un pensamiento de Dios. La gran
opción del cristianismo es la opción por la realidad y por la prioridad de la
razón" (p.53).


Para el Papa detrás de todo, hay una gran Inteligencia de
la que nos podemos fiar.


 


 


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


(Joseph Ratzinger) Benedicto
XVI, Fe y ciencia, un diálogo necesario,
ed. Sal Terrae, Santander 201, 222 pp.