Formación de la afectividad

El tiempo de la formación, en realidad, no termina nunca, pero cuando se trata de algo tan importante como el seminario, es decir el lugar que el Espíritu Santo sugirió en el Concilio de Trento en el siglo XVI como ámbito para la preparación de los sacerdotes de las diócesis del mundo, hemos de reconocer que todavía conserva la impronta de lo urgente y de lo necesario.

Precisamente, sobre la formación en la efectividad se reunían un grupo de expertos en unas intensas jornadas celebradas en Roma, entre los días 5 y 8 de febrero del 2018, en las aulas de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, profesores, teólogos y especialistas, algunos rectores y formadores de diversos seminarios del mundo. Las actas de aquella interesante reunión, han sido preparadas, actualizadas, completadas y coordinadas para su edición, por el entonces secretario del Centro de Formación sacerdotal y, asimismo, profesor de bioética de dicha Universidad Pontificia, Francisco Javier Insa Gómez.

Los resultados, que ahora presentamos, requieren una lectura detenida y pausada, pues arrojan luces muy variadas en los aspectos filosóficos, teológicos, así como en el área psicológica e incluso existencial. De hecho, las ponencias originales fueron, posteriormente, enriquecidas por los ponentes, para dar respuesta cumplida a las preguntas que se suscitaron en los interesantes intercambios de pareceres.

Lo más sorprendente de este trabajo, es la visión positiva, esperanzada y alegre con la que todos los ponentes abordan los retos en la formación de los candidatos al sacerdocio, subrayando el celibato sacerdotal, como don y tarea: “el amor como origen y como meta de todas sus actuaciones” (15).

En esa dirección es clave que sean dos los aspectos que hay que cuidar en la formación de los candidatos al celibato: caridad y castidad. Se trata de desarrollar un don de Dios que lleva a tener el corazón lleno del amor a Dios y a los demás (38-39). Es evidente que si el corazón no está lleno puede llenarse del propio yo (44).

Enseguida la palabra formación subraya otra; el término integración, pues al igual que la persona es única e irrepetible, querida por Dios y por la Iglesia, debe formarse en la integridad y armonía de todas las facetas de la personalidad: “ordenar la tendencia al placer significa integrarla en el bien de la persona. Y esto solo lo puede hacer la razón, porque es la única facultad capaz de adoptar y por lo tanto de integrar en una visión global, los diferentes puntos de vista” (67).

Es importante subrayar como los diversos autores de este trabajo hablan, dirigen y forman a los candidatos a la vida del celibato apostólico sobre la base de una verdadera, vida de oración personal: “la soledad humana está hecha para ser trasfigurada y saciada por la comunión con Dios” (204). En ese marco la amistad existe y es importante, pero como un ámbito donde aportar al amigo los dones recibidos de Dios en la oración.

José Carlos Martín de la Hoz

Francisco Javier Insa Gómez, Amar y enseñar a amar. La formación de la afectividad en los candidatos al sacerdocio, ediciones Palabra, Madrid 2019, 254 pp.