Fundamentos de la animación lectora (Antonia Hueso)


lang=ES-TRAD>Podemos considerar la facultad de leer como específicamente

humana. Es un aprendizaje y como tal, requiere un proceso que se apoya en otros

aprendizajes previos. El hombre no aprende a leer si antes no ha superado las

diferentes etapas en la adquisición del lenguaje. Para que dicho aprendizaje

pueda ser adquirido, es necesario poner en juego una serie de habilidades. La

maduración de algunas de estas habilidades se lleva a cabo de una forma

simultánea y no progresiva como podíamos pensar. .


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La adquisición del lenguaje se

llevará a cabo de forma adecuada si se cumplen tres condiciones:


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lang=ES-TRAD>a) Que el cerebro y el sistema nervioso estén su­ficientemente

maduros y cuenten con los recursos necesarios para estructurar el lenguaje.


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lang=ES-TRAD>b) Un medio ambiente que proporcione los estímulos adecuados para

que esa maduración pueda desa­rrollarse.


style='mso-tab-count:1'>


lang=ES-TRAD>c) Las experiencias realizadas por el niño donde efectúa la

síntesis de los dos factores anteriores (Monfort, M.y Juárez, A, 1980,26).


lang=ES-TRAD>La adquisición del lenguaje descansa directamente en el

intercambio de informaciones mediante la interpre­tación de un código común.

Muchos autores piensan que esta adquisición va a condicionar de una forma deter­minante

la estructura del pensamiento en el niño.


lang=ES-TRAD>De la adecuada adquisición del lenguaje va a depender el

aprendizaje de la lectura. Aprender a leer supone un gran esfuerzo porque el

vehículo empleado debe ser un lenguaje simbólico que es abstracto y arbitrario.

Es, por tanto, una ardua tarea, la cual requerirá una gran motivación que la

facilite.


lang=ES-TRAD>La tarea de la escuela en esta cuestión es la de despertar un

grado de sensibilidad tal que proporcione al niño el placer de leer. Esta

sensibilización tiene que hacerse a través del contacto con la vida y, por

tanto, dentro del contexto social en el que se desenvuelve; de ahí que esté

condicionada por el nivel de motivación e incentivos que dicho contexto sea

capaz de transmitir.


lang=ES-TRAD>La lectura es un medio indispensable para adquirir un grado de

cultura y de participación en la sociedad. En gran número de ocasiones la

lectura -con todo el bagaje de aprendizajes e informaciones- va a ser la que

posibilite el acto de la comunicación. .


lang=ES-TRAD>La animación ala lectura entra de lleno en la educación para el

tiempo libre. Sabemos que el número de horas de ocio de que el hombre dispone

va aumentando a medida que se desarrolla la sociedad, producto en parte del

grado de tecnificación alcanzado. Se impone por tanto, que la tarea educadora

vaya dirigida a la correcta y provechosa ocupación de esas horas que el hombre

va a emplear para su descanso y esparcimiento. Se trata de educar para el ocio

evitando la ociosidad porque es en ese tiempo libre cuando el hombre cubre sus

necesidades y porque, junto con el trabajo, van a conseguir su desarrollo

personal. En este contexto, la animación a la lectura constituye un medio

idóneo para desarrollar la actividad lúdica y creadora.


lang=ES-TRAD>En un primer momento, el hombre emplea su capacidad imaginativa

para cubrir sus necesidades básicas pero una vez conseguido esto, la educación

debe ir encaminada a lograr su propio perfeccionamiento. La animación lectora

tiene una relación directa con el desarrollo de la creatividad, una de las

habilidades o tipos de pensamiento; posibilitaremos el desarrollo del

pensamiento divergente o, como lo clasifica Bono, del pensamiento lateral. Este

pensamiento ha de sustentarse en los datos almacenados en la memoria y en el

desarrollo del pensamiento convergente (de Sánchez, M., 1991, 21). Está claro

que no se puede crear si previamente no hay un sustrato informativo donde

apoyar el pensamiento creativo y, de esta manera, poder desarrollarlo.


lang=ES-TRAD>No nos equivocamos al decir que si el niño rechaza la lectura es

porque esos soportes previos en cuanto a

la adquisición y desarrollo del lenguaje y la animación a la lectura
style='mso-spacerun:yes'> no se han dado, haciendo así que el niño entre

en el mundo de la lectura de forma forzada y por supuesto, involuntaria. Quizá

los adultos, maestros o padres, hayan forzado ese aprendizaje sin haber

contemplado las premisas necesarias para que el contacto con los libros se

produjera de forma placentera y voluntaria, y sin tener en cuenta, como dijimos

anteriormente, que el acto de leer se desarrolla mediante la interpretación de

unos signos arbitrarios y, por esto mismo, complejos. El aprendizaje de la

lectura se convierte en una tarea tan abstracta que
style='mso-spacerun:yes'> puede constituir un grave problema a la hora

de comprender el código a emplear.


lang=ES-TRAD>A la hora de realizar la animación a la lectura, podemos resumir

los objetivos que debemos planteamos a partir de tres grandes apartados, que

engloban a todos los demás:


lang=ES-TRAD>- ayudar al niño a descubrir los libros


lang=ES-TRAD>- conseguir lectores eficaces y activos


lang=ES-TRAD>- capacitar para que el niño seleccione aquellos que se adaptan a

sus intereses entre una gama muy amplia de posibilidades.


lang=ES-TRAD>Estos objetivos van a posibilitar el desarrollo de otras tantas

habilidades, como la capacidad de selección de entre una variada oferta

y la comprensión de los contenidos. .

Un último

objetivo a conseguir, como consecuencia de los anteriores, es el desarrollo

de la capacidad crítica,
tan necesaria .para su posterior desenvolvimiento

en la sociedad. Por todo ello, podemos afirmar que los pilares sobre los que se

asienta esta actividad son tres: gusto por la lectura, comprensión y

reflexión.


lang=ES-TRAD>El animador a la lectura debe estar convencido de la eficacia de

su tarea. Es conveniente que programe una serie de estrategias a seguir

y, por supuesto, que conozca el libro en profundidad. En cuanto al momento elegido

para el desarrollo de la actividad, ha de ser particular­mente festivo para los

niños, de forma que esté separado totalmente del resto de la actividad docente.

El lugar tiene que ser distinto del habitual; es conveniente em­plear la

biblioteca del centro porque, además, ponemos al niño en contacto con el mundo

de los libros. Si esto último no fuera posible, entonces conviene ambientar la

clase de forma que propicie la motivación: figuras, carteles, dibujos,

palabras, etc. alusivos al libro objeto de la

animación.


lang=ES-TRAD>Es muy importante que el animador se desprenda del rigor y la

sistematización que quizá pueda caracterizar el desarrollo de cualquier otra

actividad docente, debería conseguir que los alumnos acudieran voluntariamente

y de forma gustosa a la biblioteca. .


lang=ES-TRAD>Una vez finalizada la actividad es importante que ésta no vaya

seguida de trabajos, con el objetivo de marcar bien la diferencia con el resto

de las tareas. No conviene olvidar que

la animación a la lectura no es una clase de lengua, aunque sí constituya un

medio muy eficaz para el desarrollo de gran parte de los objetivos propuestos

en esta área.


lang=ES-TRAD>La animación lectora no tiene como objetivo espe­cífico el

aprendizaje de conceptos. El profesor-animador no debe emplearla para aumentar

los conocimientos de sus alumnos, es bueno que se desprenda del celo que todo

profesor tiene por los contenidos. Si la animación está bien planteada, todos

esos objetivos van a ser alcanzados casi sin proponérselos, porque el niño

entra en el libro de forma placentera.


lang=ES-TRAD>Es muy importante separar la lectura de los libros de lectura

obligada de aquellos que vayan a ser objeto de animación, ya que los primeros

lógicamente irán seguidos de una serie de actividades y trabajos y, como he comentado

anteriormente, creo que estas (actividades) no son convenientes para la

animación como tal.


lang=ES-TRAD>En un primer momento, la animación lectora se apoyará en la lengua

oral: la audición de cuentos va a poner al niño en contacto con el mundo

de la Literatura Infantil. Más tarde, es importante igualmente la lectura en

voz alta por parte de algún adulto de forma que, a través de las modulaciones

de la voz, de los gestos y de la correcta vocalización, al niño le resulte más

fácil captar el sentido de la historia. No obstante, el momento de la animación

no debe transformarse ni reducirse a la lectura, en voz alta por parte de los

alumnos, de los capítulos del libro de forma ordenada y sistemática.


lang=ES-TRAD>En los últimos tiempos ha habido una proliferación de libros sobre

técnicas de animación lectora. Muchas de ellas, más que técnicas, son juegos y

actividades quizá con un fin lúdico cuya consecución sólo puede alcanzarse
style='mso-spacerun:yes'> tras la lectura de la obra. Considero que este

tipo de actividades son, en su mayor parte, complemen­tarias al libro pero no

verdaderas estrategias que provoquen en el alumno el afán por leer. Me parecen,

sin embargo, muy recomendables siempre que, previa­mente, se haya puesto al

niño en una situación motiva­dora ante la lectura.


lang=ES-TRAD>También en los últimos años proliferan los encuentros con un

autor, las semanas literarias, las exposiciones y ferias del libro... muy

enriquecedoras pero que, en sí mismas, no pueden ser consideradas como técnicas

de animación a la lectura aunque, vuelvo a repetir, creo que son unos

instrumentos muy eficaces para poner al niño en contacto con el mundo del

libro. Los encuentros con el autor de uno de los libros motivo de la animación

tienen en sí mismos tal magia que despiertan el interés del niño, pero conviene

que este haya leído previamente algo del autor o el libro objeto de la

animación, para que la visita produzca toda la riqueza que esperamos.


lang=ES-TRAD>Quiero insistir en que estas actividades en nada son desdeñables,

al contrario, deberían formar parte habitual en las programaciones del área de

lectura, si bien no provocan en sí mismas el placer por la lectura.


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En cuanto a los libros objeto de la

animación lectora, debemos tener en cuenta una serie de aspectos:


style='mso-tab-count:1'>


lang=ES-TRAD>- que sean atractivos para el alumno


style='mso-tab-count:1'>
- que el tamaño de la letra, número

de páginas e ilustraciones sean adecuados a la edad


lang=ES-TRAD>- deben estar de acuerdo con los intereses del niño, con

vocabulario rico y variado, pero asequible


lang=ES-TRAD>- que desarrollen algún valor, aunque no por ello debemos elegir

los que expresan explícitamente una moraleja y, menos aún, los que incluyen

"moralina"; es preferible que los valores se desprendan del discurrir

del libro a lo largo de sus páginas, y no de que el autor lo introduzca de

forma directa.

Antonia Hueso

Zambrano

Profesora del

Centro Universitario Villanueva

Bibliografía:

Moilfort, M. y

J uárez, A (1980): El niño que habla, Madrid, Nuestra. Cultura.

Sánchez
class=GramE>,.
M.. (1991), Desarrollo de
las habilidades de pensamiento,
México, Trillas

Marín Ibáñez,

R (1984): La creatividad, Barcelona, CMC.