La fidelidad de la Compañía de Jesús

 

La Congregación General de los jesuitas que tuvo lugar en la Curia Romana de la Compañía de Jesús, desde diciembre de 1974 hasta marzo de 1975, es el tema central del documentado trabajo del padre Urbano Valero que, por aquél entonces, era el Provincial en España de la Compañía y pudo, por tanto, vivir de primera mano, todos los acontecimientos que describe en este extraordinario documento.

El libro se abre con una breve, pero muy interesante, introducción de la vida de la Compañía de Jesús, desde su fundación en el siglo XVI, hasta el comienzo del Concilio Vaticano II en 1962. Los principales hechos, el desarrollo mundial, los sufrimientos de la supresión y el gozo de la restauración hasta su pleno asentamiento, siempre en el servicio a la Iglesia y en la más perfecta sintonía de servicio al Santo Padre a lo largo de la historia.

El autor, más teólogo que historiador, ha sabido en esos compases previos de su obra, exponer con claridad los gozos, las glorias y, también, las sombras de aquellos intensos primeros siglos en los que la Compañía fue verdaderamente una columna y un puntal de la Iglesia en las manos del Santo Padre mediante el cuarto voto.

Seguidamente, el padre Valero se articulará su estudio siguiendo tres etapas que él mismo describe con las siguientes palabras: la primera” (1963-1969), apacible, constructivo y claramente esperanzador en que las relaciones fueron cordiales y gratificantes; uno segundo (meses finales de 1969 a primeros de 1975), en que se complicaron hasta el límite, transidas de gran preocupación y perplejidad para ambas partes; y uno tercero, en que las muestras de benevolencia y afecto del papa hacia sus ‘hijos queridísimos’ volvieron a ser la tónica dominante, con el consiguiente consuelo para estos” (61-62).

Los documentos que el padre Urbano Valero muestran cómo algunas personas dentro de la Compañía llevaron su creatividad fuera de los márgenes de la ortodoxia y provocaron la reacción de un sector de la Compañía que deseaba, ante la situación, ser fiel a las constituciones y modos de hacer tradicionales. La situación derivó en una denuncia a la santa Sede y en una propuesta de Roma de realizar una provincia especial para ellos, la “vera compañía”.

Ese es el clima en el que se desarrolla la Congregación 32 con la que el Padre Arrupe y la santa sede esperaban que la propia Compañía retomara de nuevo el rumbo de la unidad y de la fidelidad al carisma.

Las reacciones del Papa Pablo VI al inicio de esa Congregación pidiendo fidelidad total al carisma del Fundador, con la reacción unánime de la propia Congregación, llevaron finalmente, a una plenitud de unión del Prepósito Arrupe y de los miembros de la Congregación para poder responder al requerimiento del Santo Padre. Un final feliz, aunque el camino tuviera sus vacilaciones.

José Carlos Martín de la Hoz

Urbano Valero, Pablo VI y los jesuitas. Una relación intensa y complicada (1963-1978), ediciones Mensajero, Bilbao 2019, 374 pp.