La pobreza: un estudio filosófico

 

El interesante trabajo sobre la pobreza elaborado por la investigadora Paulette Dierterlen, es una obra plenamente deudora, como señala ella misma en el prólogo de su obra, a la teoría de la justicia de Rawls y en general del grupo de trabajos realizados por encargo del marxismo imperante en determinados ámbitos de la sociología mexicana del siglo XX.

El tratamiento que realiza sobre la pobreza y la marginalidad, está verdaderamente ideologizado y no tiene miras ni objetivos claros superiores en fuerza y eficacia a los viejos y obsoletos métodos marxistas para encontrar soluciones que no pasen por la conciencia de clase, el odio y la indeterminación y solo presenta denuncias sin terminar de descubrir que el odio sólo provoca odio.

Es interesante, por ejemplo, cotejar la bibliografía manejada por la autora para comprobar que se hace tabula rasa con toda la filosofía aristotélica y con los análisis que, por ejemplo, hicieron los humanistas, como Tomás Moro, Luis Vives o Erasmo de Rotterdam, en definitiva se olvida las aportaciones realistas y precapitalistas aportadas en el siglo XVI.

Por ejemplo, se puede comparar esta obra con los estudios sobre la pobreza que publica Domingo de Soto en su famoso Relección sobre la pobreza, de 1542, convertida en un libro dedicado a Felipe II que había celebrado sus bodas en Salamanca.

Precisamente, en esa ciudad donde Soto trabajaba como catedrático de Teología y donde era prior en el convento de San Esteban de los Padres Predicadores y donde tenía el encargo del Concejo de entrevistarse con los pobres entregarles el carnet o cédula a los menesterosos para poder pedir en la calle.

Evidentemente, este estudio de la profesora Dieterlen, como otros que citan al desaparecer la dimensión profunda antropológica de la dignidad de la persona humana, para reducir esa dignidad a poseer derechos humanos, alcanzar niveles de subsistencia, o en amplios y farragosos estudios sociológicos de gestión del gasto público y en estudios psicológicos del novel de pobreza y cómo puede hacerse para que una persona tenga los medios necesarios para subsistir.

La antropología básica que se maneja es muy pobre, como las exigencias en materiales sociales a las empresas, el crecimiento del factor humano, el mundo de la creación de empleo, la eliminación de la corrupción policial, jurídica y económica necesaria para generar confianza en la administración del estado.

En ese sentido es interesante, aunque verdaderamente incompleta y empobrecida la conclusión enunciada por la autora del extenso trabajo: “si en la sociedad en la que vivimos hay seres humanos que dependen de otros o del medio ambiente, difícilmente podremos pretender que hemos alcanzado, como ciudadanos, un nivel éticamente aceptable” (177).

José Carlos Martin de la Hoz

Palette Dieterlen, La Pobreza. Un estudio filosófico, ediciones fondo de cultura económica y Universidad Autónoma de México, México 2003, 189 pp.