Literatura juvenil: dos tendencias

Soy consciente de que es una simplificación muy grande, pero cuando hablo de dos tendencias que me parecen significativas no descarto que podamos reseñar algunas otras, intermedias, que tomen de aquí o de allá. Pero rastreando entre los títulos habituales en las librerías creo que es posible englobar la mayoría en dos tendencias generales.

Hay un tipo de literatura muy de moda en la que se une lo sentimental con unas circunstancias futuristas o mágicas y de ocultismo, con valores por lo general poco definidos, cuando no claramente retorcidos. Títulos como “El teorema Katherine”, John Green, sin fondo, sin sentido y lleno de sensualidad, pretendiendo calificar a la juventud del siglo XXI; o “Bajo la misma estrella”, del mismo autor y parecidos planteamientos, donde el amor es sexo, y el sentido de la vida es totalmente materialista.

En esta tendencia encontramos los libros de Blue Jeans, “Cállame con un beso” o “Canciones para Paula”, por ejemplo, con planteamientos muy similares a los anteriores. Y con el mismo nivel, ínfimo, en la forma, la serie de Crepúsculo, también llenos de sensualidad, aun cuando de un modo menos explícito.

Hay otra tendencia claramente diferenciada de la anterior, aun cuando se dirija teóricamente al mismo público, que es una literatura sentimental, propia de la edad, pero con valores positivos, planteamientos épicos con frecuencia, y cierta calidad literaria. “Blanca como la nieve, roja como la sangre”, de Alessandro D’Avenia, ha sido un éxito indiscutible en Italia, pero también la traducción al castellano ha gustado a un público eminentemente adolescente, pero que gusta del amor verdadero.

En esta categoría podríamos incluir una serie de libros editados en los últimos años, con contenidos variopintos, con historias verídicas, donde los sentimientos tienen un peso pero no son el centro. “El faro de los acantilados”, de Martín Nogales, o “La tumba de Aurora K.”, con historias muy distintas, son obras ricas en circunstancias humanas que muestran a los jóvenes unos mundos apasionantes, como también “La isla de Bowen”, de César Mallorquí, llena de apasionantes aventuras.

También podríamos incluir en este grupo de libros otros de valores similares pero de tintes épicos, como “Heredero”, de Josemaría Carreras, inmerso en el universo de los elfos y los orcos, o “Halcón negro”, de Juan Pedro Delgado, ambientada en la Edad Media. Libros tomados por los héroes que gustan a los jóvenes, pero siempre con una componente de belleza y virtudes que alientan al lector.

Dos tendencias con elementos comunes, propios de la adolescencia, pero con fondos casi diametralmente distintos, en lo que se refiere a la literatura contemporánea, pero sería un error olvidar a los clásicos, como “Alicia en el país de las maravillas” o “El libro de la selva”, que tienen vida propia para mucho tiempo, o unos cuantos títulos que han tenido éxito en las últimas décadas y casi podemos calificarlos de clásicos, porque reúnen las condiciones de estos, como puede ser “Cinco panes de cebada” o “Mi planta naranja lima”.

En fin, no se puede simplificar porque, gracias a Dios, tenemos mucho donde elegir. Lo que es un error es elegir donde el montón es más grande en la librería. Es una simpleza dejarse llevar por las campañas promocionales de las grandes editoriales, que invierten mucho en engañar al lector desorientado.

Ángel  Cabrero Ugarte