Los diálogos de Novalis

 

Georg Philippe Friederich Leopold Von Handerberg, más conocido como Novalis (1772-1801), malogrado poeta y precursor del romanticismo, nos ha dejado una breve obra escrita, apenas unos poemas, unas novelas inéditas y algunos diálogos inconclusos. Muchos se han preguntado a lo largo de la historia, qué interés puede tener tan exigua obra para que hayan merecido tanta atención a lo largo de la historia.

Deseamos, pues, detenernos, aunque sea también brevemente, en la lectura de algunos de sus textos, por ejemplo, los diálogos inconclusos, recogidos y estudiados en la última edición de las obras del poeta romántico del siglo XVIII alemán, Novalis, obra efectuada por el ensayista y biógrafo Antonio Pau. El trabajo ha sido publicado por ediciones Trotta con su buen gusto habitual y está dotado de una extensa biografía, completada con una síntesis historiográfíca y una perfecta bibliografía reciente del poeta.

Estamos en 1798 y nuestro personaje acaba de regresar de recuperar su frágil salud en el balneario de Tepliz, y se ha concentrado de nuevo en el estudio de la mineralogía, continuando, como no podía ser menos, su obra literaria. En esta época se concentraba en redactar unos diálogos humorísticos, repletos de burlas, incluso de sí mismo, junto con breves y enjundiosos comentarios antropológicos (89).

El protagonista del primer diálogo, es un sencillo personaje que llega a la conversación proveniente de la anual “feria del libro”, presumiblemente de Leipzig, con un abultado catálogo de novedades editoriales de muy diversa índole, fortuna literaria y temáticas variadas.

Enseguida se establece un sabroso diálogo o discusión acerca de la “extraordinaria” abundancia de libros que contiene el catálogo. Para uno de ellos cualquier libro es de agradecer y siempre aporta alguna idea o al menos procurará placer su lectura a los adeptos de ese autor, incluso esos libros será ocasión de edificación paras las virtudes de los lectores. Inmediatamente, Novalis resume la posición del contrincante en el diálogo, para el que los libros distraen a los hombres de la contemplación de la naturaleza y de la conversación con las personas para concentrarlas en la lectura de la naturaleza impresa y les somete a las leyes de la soledad, hasta llegar a exclamar: “incluso los libros excelentes me parecen demasiados” (89-90).

Es curioso, pues pronto se llevan los argumentos hasta la exageración, para poder fijar bien las posiciones encontradas. Así para el partidario de los pocos libros, ve claro que, dada nuestra limitación, tan importante es un solo libro, como la limitación de la amistad y el trato de unas pocas personas. Por el contrario, el defensor de la proliferación de libros, exalta que todos le parecerían pocos, como un padre de familia que desearía tener cien hijos, pero eso sí solo una mujer (90). El monólogo con el que terminan los diálogos es una reflexión sobre la creatividad del propio lenguaje (92). 

José Carlos Martín de la Hoz

Antonio Pau, Novalis. La nostalgia de lo invisible, ediciones Trotta, Madrid 2019, 261 pp.