En Un andar solitario entre la gente, Antonio Muñoz Molina se muestra pesimista en todo su esplendor: "Una botella de vidrio -se lamenta- puede tardar en degradarse hasta cuatro milenios".

- Afortunadamente -respondería un arqueólogo.

El negativismo no es un fenómeno de hoy. Podemos imaginar al cascarrabias de Diógenes, advirtiendo a los alfareros griegos que las jarras, platos y vasos que fabricaban tardarían más de doscientos años en volver a volver a convertirse en tierra.

También la suegra de Ramsés II diría a su yerno mostrándole las pirámides: "¡Mira cómo habeis puesto la meseta de Guizé, que antes era tan bonita! ¡A ver quién recoge ahora todas esas piedras! Yo no ¿eh?".

Se sabe que en Sudamérica, un sacerdote de la antiguedad advertía a sus conciudadanos: "¡Incas! Si persistís en la idea de que os entierren momificados, dentro de cinco mil años no habrá quien plante una lechuga en estas tierras".

Igualmente, podemos imaginar cómo en Atapuerca la esposa del jefe de la tribu diría a su marido: "¿Te crees muy listo tirando todos esos huesos dentro de la cueva, tu y tus amigotes? Dentro de cien mil años estará llena y a ver dónde duermen nuestros hijos y nietos, y los hijos y nietos de nuestros nietos".

A aquel emperador de China que se hizo enterrar en Xian con ocho mil guerreros de terracota, es seguro que su padre le diría: "¿Cómo que te compre otro soldado? ¿No puedes conformarte con unos pocos como los demás niños? ¡No sé dónde vamos a ponerlos!"

Por último se ha sabido que un día, en el palacio real de Babilonia, el Rey ordenó a los funcionarios reales que guardasen las tablillas en las que se anotaban todas las operaciones de palacio, las órdenes del Rey y los Anales de la dinastía. La Reina debió contestarle:

- "¡Tú y tu manía de guardarlo todo! ¡Estoy harta! Por todas partes encuentro las tablillas que dejan tiradas tus escribas. Como esto siga así vamos a tener que irnos a vivir a la calle y dejar el palacio para ellas".

Ignoro si alguna de esas predicciones negativas se cumplió, pero lo que está claro que, si bien existen materiales que tardan mucho en degradarse, lo que es prácticamente indestructible es el pesimismo humano.

Juan Ignacio Encabo Balbín.

Antonio Muñoz Molina. Un andar solitario entre la gente. Seix-Barral, 2018.