Cosmética del enemigo

Mientras un inquietante interlocutor aborda a Jérôme Angust en la sala de espera de un aeropuerto, este se muestra molesto porque no puede leer.
Angust intenta deshacerse de él con maneras nada amables, pero todo es inútil. El hablador muestra un cinismo exasperante y aborda temas íntimos con una crudeza y falta de tacto aterradores

Ediciones

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2003 Anagrama
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El 24 de marzo de 1999, Viernes Santo, un retraso inesperado obliga a un
ejecutivo en viaje de negocios a permanecer en la sala de espera de un
aeropuerto de París. Mientras intenta leer un libro es interrumpido por la
charla insistente de un desconocido, tan inoportuno como indesanimable.
La obra parece al principio una narración humorística, casi esperpéntica,
acerca de los retrasos de los aviones y de los tipos estrafalarios y
desequilibrados que pueblan los aeropuertos de las grandes ciudades. Sin
embargo, la conversación de los dos únicos personajes va derivando hacia la
reflexión psicológica sobre la culpa, el arrepentimiento y el
desdoblamiento esquizofrénico de una personalidad patológica.A través de un
juego que rinde homenaje expreso al que Stevenson realizó al crear al
Dr. Jekyll y Mr. Hyde,la autora define el sexo y la religión como neurosis
típicas del siglo XX, y señala, dado que el protagonista es francés, la
supervivencia del jansenismo como una de las causas de las ansiedades y
confusiones que padece. Aunque de estructura sencilla, a base de un diálogo
formado por frases cortas, sin apenas referencias ambientales, esta
historia resulta compleja y un tanto siniestra bajo apariencias de fácil
lectura. Lo que en ella se apunta es cierto, en términos generales, como
denuncia y crítica de la sociedad europea de finales del siglo XIX, pero
el contenido no ofrece soluciones ni esperanzas:sólo un testimonio
inteligentemente construido, irónico y sin otra salida que el suicidio del
enajenado protagonista al enfrentarse a sí mismo, su mayor enemigo.