Creía que mi padre era Dios

Una propuesta inusual: Paul Auster invitó a los oyentes a participar en un programa de radio contando una historia verdadera. La respuesta fue abrumadora: más de cuatro mil relatos de los que Paul Auster seleccionó y editó ciento ochenta, y que componen un volumen extraordinario.
Son historias relatadas por gente de todas las edades, orígenes y trayectorias vitales. La mitad de las personas que colaboran son hombres y la otra mitad mujeres. Viven en ciudades, zonas residenciales y áreas rurales, y proceden de cuarenta y dos estados diferentes. La mayoría de las historias son breves, intensos fragmentos narrativos que combinan sucesos ordinaros y extraordinarios, y la mayor parte de ellas describen un incidente concreto en la vida del narrador. Unas son divertidas, como la historia de cómo el amado perro de un miembro del Ku Klux Klan apareció corriendo por la calle durante el desfile anual del Klan y le arrebató la capucha a su amo mientras la ciudad entera estaba mirando. Otras son misteriosas, como la historia de una mujer que vio cómo un pollo blanco caminaba muy decidido por una calle de Portland, Oregón, subía a saltos los escalones de un porche, llamaba a la puerta y entraba tranquilamente en casa.

Ediciones

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2004 Anagrama
521
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Comentarios

Imagen de acabrero

Poner este gordo tomo de relatos cortitos bajo el nombre prestigiosísimo de Paul Auster me parece que es una forma de engaño al lector. No se trata de ningún relato de Auster. Son relatos de gentes varias que nunca hubiran publicado un libro de relatos. Puede haber cosas graciosas, pero no es nada de lo que uno pudiera buscar al ver el nombre del supuesto autor con un ed. entre paréntesis.