Cristianos en la encrucijada

El autor ha elegido cuatro autores franceses (Berdiaeff, Gilson, Mounier y Maritain), y otros cuatro anglosajones (Chesterton, Belloc, Dawson y Eliot). Todos ellos influyeron en su tiempo y siguen haciéndolo con sus ideas brillantes, válidas también hoy para los cristianos que vivimos en la encrucijada actual. Fueron líderes que escribieron, polemizaron y actuaron en la vida pública. Renovaron el pensamiento cristiano en Francia y en Inglaterra, expandiéndose luego al resto de Europa y de América.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 Rialp
304
978-84-321-3670

Subtítulo: Los intelectuales cristianos en el período de entreguerras.

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En la primera mitad del siglo XX, en el periodo llamado de entreguerras (1919-1939), un grupo de intelectuales siente que Europa está en crisis y piensa que ello se debe al alejamiento de las raíces cristianas. Mariano Fazio ha seleccionado cuatro autores franceses y cuatro ingleses, católicos o próximos al catolicismo. Con una sensación intensa de crisis y después del terremoto de la Revolución rusa, estos hombres se preguntan cómo los cristianos pueden influir en la vida pública de los países. Son filósofos y profesores; hay entre ellos escritores de la fama de Chesterton o del talento de T.S.Eliot, Premio Nobel de Literatura en 1948.

Cien años más tarde, en nuestros días, la situación no es distinta; si es cierto que se han arreglado algunas cosas, como la proletarización de los trabajadores de la industria, otras se ha desarreglado, como puede ser el conflicto con el islamismo. Y es que, como nos recuerda el Apostol, "no es nuestra lucha contra la sangre o la carne, sino contra los principados, potestades y dominaciones de ese mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aíres" (Eph.6,12).

Llamamos cultura a la aplicación de unos principios a la vida, y los autores citados rechazan la posibilidad de un cristianismo intimista, sin influencia en la vida social. Como diría años más tarde S.S.Juan Pablo II, "una fe que no se encarna en la cultura, es una fe no plenamente asumida". Los principios cristianos tienen que tener influencia en la vida social. En la Edad Media la cultura se refugió en los conventos, en nuestros días corresponde a los laícos hacer propia esa cultura y convertirla en civilización. Nuestros autores rechazan el clericalismo y la mentalidad de partido único. La economía y la política admiten distintas opciones, sólo los principios deben ser comunes. De hecho, el pensamiento de cada uno de estos autores sigue un itinerario intelectual distinto; todos, sin embargo, coinciden en exigir coherencia entre las virtudes sobrenaturales, personales y sociales del cristiano.

Por último, el libro de Fazio nos hace ver la necesidad del estudio y la lectura. Ha habido hombres y mujeres que han gastado sus vidas en pensar sobre el cristianismo y la sociedad; no es posible que los cristianos nos conformemos con un pensamiento superficial, a nivel del catecismo elemental. Es necesario un compromiso con la cultura. El libro de Mariano Fazio requiere una lectura detenida y cierta capacidad de reflexión, pero es muy recomendable.

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El Prof. Fazio, historiador y filósofo, se centra en un grupo de grandes personajes de la cultura europea de comienzo del siglo XX. Todos ellos son bien distintos en personalidad y biografía, la mayoría conversos al catolicismo desde el anglicanismo o desde el agnosticismo. Sin embargo coinciden en el diagnóstico de la enfermedad de un siglo sin trascendencia y muestran su experiencia de fe que salva la cultura. El subtítulo señala que esos intelectuales cristianos han trabajado en la encrucijada que fue el periodo de entreguerras (1900-1939).

La lectura de esta obra resulta sugerente para abordar los problemas del agnosticismo, del laicismo, de la presencia pública de la fe o de la educación integral de las nuevas generaciones de nuestra sociedad multicultural. Y nos damos cuenta de que el destino de una sociedad depende siempre de minorías creativas que saben buscar con esfuerzo la verdad y ponerla al servicio de la entera humanidad, como decía J.Ratzinger, citado en la introducción.

Quizá se pueda resumir el pensamiento de esos intelectuales en la actitud de fondo de aquel polifacético que fue G.K.Chesteston, y que podríamos calificar como filosofía del asombro agradecido ante la grandeza de los dones recibidos con la creación y con la fe.