Cuando acabe el invierno

Novela intimista narrada en primera persona por una mujer joven que ha perdido a su marido en una guerra entre árabes e israelíes, a mediados del siglo XX. El dolor de la pérdida no impide que trate de reconstruir su propia vida emocional, a base de apoyarse en el afecto de familiares y amistades y en la avocación de sus lecturas predilectas, especialmente en la obra de Virginia Woolf.
La autora que hasta su muerte publicó siempre bajo pseudónimo, recoge en este relato, tan breve como intenso, parte de sus memorias noveladas. La evolución anímica de la protagonista se transforma en un itinerario literaturizado en profundidad, que encierra un delicado y sutil análisis de sentimientos de amor, de soledad y de voluntad de existir. El estilo de frases cortas y léxico selecto, se ajusta con la suavidad de un guante hecho a medida con la mejor piel, a la descripción de este proceso. La belleza que encierran objetos sencillos y livianos, como una muñeca rusa, las lágrimas y las risas compartidas con una amiga, el ruido de las olas en un mar embravecido o el color plateado de unos olivos son los pequeños estímulos cotidianos que sostienen su deseo de que acabe el invierno en su espíritu. La elegancia y el lirismo de la forma permiten que la trayectoria amorosa de la protagonista, en su relación con distintos hombres, sin ocultar su naturaleza provisional, no resulte demasiado explícita. La producción narrativa de M. A. Clark Bremer (Nueva York 1928-Ginebra 1996) se inició en la década de 1970 y se compone de una serie de novelas breves de fondo autobiográfico.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 Periférica
80
84-92865-71-0
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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Comentarios

Imagen de Ran

Es una obra breve pero atractiva que al comienzo promete mucho, y luego, con el fluir de la narración, se desinfle un tanto.
La autora pretende profundizar en la ideosincrasia de la mujer a partir de unas vivencias (¿propias?) sencillas pero ue se pretencen cargadas de sentido,, y quedan en meras anécdotas o relatos superficiales (¿Muestra así pudor a revelar su propia historia íntima?)
En cualquier caso, la obra está bien escrita, el ritmo es acertado. Se lee con gusto, de un tirón, aunque quede esa expectativa insatisfecha de no haber cumplido con lo prometido al principio de la obra.