Del deber de la desobediencia civil

En este breve ensayo, Henry D.Thoreau se plantea la cuestión de qué debe hacer el ciudadano ante un Gobierno injusto y corrompido. En aquellos momentos (1848) el gobierno de los Estados Unidos no había abolido la esclavitud a pesar de la opinión mayoritaria en los Estados del Norte; en cambio había declarado la guerra a México a quien arrebató grandes territorios. Thoreau, considerando injusta la guerra y corrompido el Gobierno, se negó a pagar el Impuesto de Radicación y fue encarcelado por ello.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2014 Dharana
82
84-940-4042-1

Publicado en 1849.

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Es interesante establecer un paralelismo entre las personalidades de Henry D.Thoreau (1817-1862) y Abraham Lincoln (1809-1865). Contemporáneos, entre ellos se dió la diferencia entre el filósofo y el hombre de Leyes. Ambos fueron contrarios a la esclavitud y a la guerra contra México, pero Lincoln jamás se sintió tentado de enfrentarse al Estado de Derecho. Finalmente fue Lincoln, ya Presidente, el que abolió la esclavitud, pero Thoreau y otros habían preparado a la opinión pública para cuando llegara ese momento.

La redacción de Thoreau en este ensayo es confusa, no obstante podemos extraer de él los siguientes postulados: 1º: Quien apoya a un gobierno injusto y corrompido -sea por convencimiento, conveniencia o temor- participa de la injusticia y la corrupción. El hombre libre debe actuar en conciencia (págs.413 y ss). 2º. No basta con votar  en las elecciones -en ocasiones al mal menor- y cruzarse de brazos. Hay que actuar y significarse a favor de lo que se considera justo (pág.418). 3º. Hay que estar dispuesto a renunciar a los bienes, la libertad y aún la vida si se nos exigiere, a favor de la justicia. El que pone límites a su compromiso por la justicia termina comulgando con la injusticia (págs.426 y ss). 4º. No se exige que todos los hombres sean heroicos, pero sí que estén seguros de no beneficiarse del mismo mal que condenan (pág.420). 5º. No basta que un régimen sea formalmente democrático; hay que cuidar también que se respeten los derechos humanos y de las minorías (pág.442).

La desobediencia civil es un instrumento en la lucha a favor de la justicia, pero no el único. Pensemos en dos casos concretos: La oposición al aborto en defensa de la vida humana y, en su día, la oposición al nazismo. En el primer caso la desobediencia civil puede ser un medio desproporcionado, pero se puede colaborar con aquellas instituciones de ayuda a las madres como medio de exteriorizar nuestra oposición a la ley injusta. En el caso de la oposición al nazismo, aquellos que se opusieron e él desde el principio pudieron perder sus trabajos o tuvieron que exiliarse, pero sus conciencias quedaron en paz. Por el contrario, los que inicialmente transigieron a la larga resultaron igualmente perjudicados, pero con el estigma de haber colaborado con el mal. También es importante crear opinión pública a favor de aquello que nos parece justo en un momento determinado.