Discurso ante la Unesco

El 8 de junio de 1980, cuando no habían transcurrido todavía dos años de su llegada al sumo pontificado de la Iglesia católica, el Beato Juan Pablo II pronunció un importante discurso ante la Unesco, en su sede de París. En él encontramos conceptos muy queridos para el Pontífice, como la cultura y sus elementos, el hombre y la nación como sujetos de derechos culturales, la crisis de la cultura y la cultura de la paz.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1980 www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches
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No hay concepto más amplio que el de la cultura ya que abarca potencialmente toda la actividad del hombre. Al mismo tiempo no hay un concepto más ambivalente, ya que se aplica a una multiplicidad de sujetos individuales y colectivos hasta poder hablar de una cultura aplicable toda la familia humana. La cultura tiene diversos niveles y ámbitos: educativos, científicos, económicos, artísticos... Todos ellos participan de los dos componentes que integran la naturaleza humana: materia y espíritu. La ética y la moral, elementos constitutivos del hombre y de la sociedad, también integran su cultura para bien o para mal; no es lo mismo una cultura que defienda la muerte del enemigo que una que proponga la piedad y el respeto por los vencidos. Por eso puede hablarse de culturas "bárbaras" y de culturas "refinadas". La cultura nos une y nos separa, crea vínculos y los rompe. En definitiva la cultura no debe ser considerada como 'algo', sino como el modo de estar del hombre sobre la tierra. Hasta ahora las declaraciones de derechos del hombre habían sido la pauta y el modelo convenido como forma ideal de vivir los hombres sobre la tierra. No siempre son respetados y por eso hablamos de culturas democráticas y de otras que no lo son, de aquellas que respetan los derechos humanos y de otras que no los respetan en su integridad. Además de los derechos individuales existen otros, colectivos, conocidos ya desde antigüedad; son los derechos de los entes políticos y económicos, reconocidos por las leyes y ejercitados a través de sus representantes. La especialidad del discurso de S.S. Juan Pablo II ante la Unesco reside en atribuir derechos a los entes colectivos naturales, como pueden ser la familia o la nación. Sería deseable que en el siglo que comienza se profundizara y a ser posible se definieran los derechos de los entes colectivos naturales, como los ya citados de la familia o la nación, pero también de las etnias, o de los colectivos religiosos o lingüísticos.