El afinador de pianos

En plena época victoriana, el prestigioso y apacible afinador de pianos Edgar Drake, especializado en los delicadísimos Erard, es requerido por el ejército colonial británico para hacerse cargo de un ejemplar muy especial, que se halla en posesión del erudito comandante médico Anthony Carroll, quien apacigua a las tribus locales con su dominio de la música y la poesía. Carroll había exigido el preciado instrumento tiempo atrás como condición para permanecer en su puesto en el corazón de la selva birmana, y continuar así con su estratégica misión pacificadora.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Salamandra
380

Edición original inglesa de 2002.

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.416668
Average: 3.4 (12 votes)
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Género: 

Comentarios

Imagen de juliana

Este título tiene muy buena prensa. A mi se me ha hecho muy pesado y me ha costado acabarlo.

Imagen de enc

Novela de intriga y aventuras ambientada en Gran Bretaña y Birmania en 1886. Se trata de una de esas novelas del Imperio, tan caras a Kipling, solo que escrita cien años después de ese autor. Mason no se limita a narrar una aventura, sino que acierta en la descripción de los ambientes y en ciertos "cabos sueltos" que va dejando a lo largo del relato, para favorecer la intriga. En definitiva tiene más que ver con el suspense de Conrad, que con Kipling. El personaje más sólido de la novela es su protagonista, Edward Drake: "Afinador de pianos especializado en Erard". Desplazado por el Ejército a Birmania, el lector sufre al ver cómo se va involucrando con un cierto Doctor Carroll y una situación extraña, en lugar de volver a Londres donde le espera su esposa Katherine, a la que ama. Mientras leo la novela no puedo apartar de mi cabeza la situación actual de ese país. Mason nos cuenta como, en el siglo XIX, Birmania o Burma estaba constituida por un conglomerado de principados, etnias, tribus y grupos de bandidos. Esta situación facilitó que el país fuese ocupado por los británicos en tres guerras sucesivas. Durante la Segunda Guerra Mundial fue conquistado por los japoneses. Al término de ésta los británicos tuvieron que enfrentarse a una guerrilla comunista. En la actualidad es un país paupérrimo, sin libertades, gobernado por una camarilla de Generales que sólo Dios sabe quién ha puesto ahí. Resulta inevitable preguntarse por qué países del mismo área geográfica y cultural, como pueden ser India, Tailandia o Vietnam, pueden encontrarse en situaciones tan distintas, y si el pasado colonial o la actual geoestrategia pueden tener algo que ver con todo ello.

Imagen de raranega

El comienzo de esta novela es apasionante, donde el doctor Carroll es una figura que sugiere un mundo maravilloso y misterioso por descubrir. La lectura te "engancha" hasta que el afinador Drake comienza su viaje a la selva Birmana, a partir de ese momento el libro comienza a decaer, y continúa bajando hasta el final, que es decepcionante.

Imagen de Porto

Incluyo una reseña firmada por Antonio R Rubio Plo, que me parece interesante:
Esta novela ha alcanzado en España su séptima edición en apenas un año. Si nos preguntamos por las razones de su éxito, habrá que reconocer que el continente de la obra es muy atractivo, pues nos enlaza con toda una tradición de la novela histórica y de aventuras. Un marco exótico de aventuras coloniales, bien documentado y minuciosamente descrito, tiene lectores asegurados. Esta historia ambientada en 1886, durante la ocupación británica de Birmania, no tiene, sin embargo, demasiados ecos de Jules Verne o de Kipling, y sí, en cambio, de esa literatura un tanto sombría y desasosegadora que representan las novelas de Joseph Conrad. Al igual que en las obras del escritor anglo-polaco, en esta novela de Mason lo realmente importante no es el viaje exterior de su protagonista, un afinador de pianos llamado Edgar Drake, sino el interior.
Drake recibe del Ministerio de la Guerra británico un singular encargo: trasladarse desde Londres a un lugar poco accesible de la Alta Birmania para afinar un piano de cola Erard de 1840. El propietario del piano, el comandante médico Anthony J. Carroll, es una figura clave para la presencia británica en el país asiático, por su capacidad de persuasión para pactar con las tribus shan. Este militar melómano tiene, sin embargo, piano desafinado debido a la humedad del clima tropical, pero es capaz de convencer a sus superiores para que su instrumento le sea arreglado por uno de los mejores especialistas de Londres. Se trata de Edgar Drake, al que el autor nos presenta como un hombre de unos cuarenta años, con una existencia gris y rutinaria, enamorado de su esposa Katherine, aunque al mismo tiempo observamos que en su matrimonio, donde tampoco hay hijos, existe una creciente falta de comunicación. Edgar saldrá de esa vida anodina gracias al viaje a Birmania, un paréntesis de unos meses que le permitiría regresar al hogar conyugal cargado de nuevas e interesantes experiencias. Las cartas que envía a Katherine desde la travesía o desde su lugar de destino son la expresión de un cúmulo de sensaciones que le deja en un asombro permanente. De ahí que la verdadera trama del libro, más que los profusos detalles acerca de la historia colonial o de la mecánica de un piano, sea el descubrimiento del Oriente. En este caso, podríamos calificarlo como un descubrimiento de la sensualidad, al que no está habituado quien ha recibido una rígida educación victoriana. Los sentidos, en especial los ojos de Edgar, son una vía de entrada por los que se cuela progresivamente una especie de beatitud de corte budista. Estamos ante un viaje iniciático en el que el protagonista abandona lentamente la historia, la tradición de la que procede, para sumergirse poco a poco en una naturaleza en la que todos los seres son iguales, en un mundo estático ajeno a la idea occidental de progreso.
El afinador de pianos debe mucho al mito de Ulises, pero este Ulises británico no tiene prisa por regresar a su patria con su fiel Penélope. Es sincero cuando escribe que regresará pronto o expresa su afecto por Katherine, pero no salvaguarda sus sentidos para no caer en los lazos de una encantadora Circe o de alguien que es más astuto que Ulises-Drake. En definitiva, el afinador ha comido, al igual que algunos compañeros del Ulises homérico, la flor de loto que lleva al olvido de su patria. No es extraño que en algunos momentos el curso de la novela se mueva entre el sueño y la realidad. ¿Estará ahí la clave del éxito en ventas de esta obra? ¿Por qué atrae la historia de este Ulises ingenuo que se deja arrastrar por un cierto nihilismo, encubierto por una felicidad que entra exclusivamente a través de los sentidos? ¿Merece la pena abandonar una apacible, aunque quizás no tanto, existencia burguesa para emprender viajes sin retorno?

Imagen de acabrero

Hay tres niveles de interés o de lectura en esta novela. La más importante para el autor es presentarnos un mundo exótico, desconocido para la mayoría de los lectores. Birmania, sus paisajes, sus costumbres, sus habitantes, sus etnias. En este sentido es un libro de viajes, aunque el viaje hasta llegar a aquellas tierras tan lejanas, pasando por Francia, el Mediterráneo, Egipto, el Mar Rojo, la India, está poco aprovechado en el relato. La historia marginal que nos cuenta un personaje del barco en el que el protagonista atraviesa el Mar Rojo, con pretensiones líricas y misteriosas, me parece floja. Las descripciones de aquel país indochino, tan desconocido para la mayoría, no me parecen una maravilla, pero son interesantes. Se nota que el autor está bien documentado, pero literariamente no es una obra de arte.
El segundo nivel de interés de la novela, el relato de una acción de guerra en la Birmania ocupada por los ingleses y pretendida por los franceses, a finales del siglo XIX, resulta bastante rocambolesca. Porqué un médico militar destacado en las líneas más avanzadas del ejercito británico, en medio de la selva, necesita un piano de cola, mantiene indudablemente la atención durante toda la lectura del libro, más cuando se conocen los detalles de lo que costó el traslado. Y junto a eso, la urgencia con la que es convocado el mejor afinador de pianos de Londres a tan lejanos lugares, consigue mantener la atención, por lo insólito de la historia.
Hay un tercer nivel de interés en la lectura, que está lógicamente perfectamente ligado a los dos anteriores, que es la historia personal de las sensaciones y los sentimientos del afinador. No es que esté especialmente bien descrito el personaje, pero si lo suficiente como para entender que nos encontramos ante un hombre bueno, con sensibilidad de artista, aunque él no quiere ser considerado nunca como pianista, muy enamorado de su mujer, con la que no ha podido tener hijos a pesar de los muchos años de casados. En algún momento podemos pensar que la romántica historia de este personaje en Birmania no es más que un relleno para mantener la atención en algunos momentos del relato. Y puede que sea así. Pero creo que, según está planteada, tiene un cierto interés y podríamos resumirla en esta idea: de cómo un hombre fiel en su matrimonio, puede llegar a ser adúltero simplemente por no cuidar su fidelidad cada día, también en la lejanía. Quizá podríamos intuir desde el principio que el hecho de salir de Londres, con el beneplácito, incluso con los ánimos de su mujer, era ya un primer acto de infidelidad, indudablemente no explícito ni pretendido. Por eso se puede aprender de una pequeña historia como esta algo sobre lo que significa valorar el matrimonio por encima de todo. Sobre esto creo que se podría decir mucho.
En resumen es una novela que se lee bien, que va cogiendo al lector progresivamente, más por el interés de la trama que por la calidad literaria.

Imagen de Porto

Es una excelente y soprendente novela. Todo en ella tiene un encanto especial desde los personajes principales a lo secundarios. La descripción de los paisajes y de las costumbres y las disgresiones sobre la música hacen de ella algo distinto. La evolución personal del afinador de pianos está muy bien descrita. Por si fuera poco tiene un final que es imposible imaginárselo, pero esto no es lo más importante de la novela, sino los personajes, los diálogos encantadores entre ellos y la descripción de una cultura y un país bastantes desconocidos

Imagen de jam 30

Una excelente primera novela, con referencias a la mítica novela "El corazón de las tinieblas", de Conrad, y a la novela victoriana, que devuelve la confianza hacia el género de aventuras.

Imagen de LYA

Daniel Mason a lo largo de más de trescientas paginas nos sumerge en una aventura de un hombre corriente en un lugar extraño. Escrita con un lenguaje preciso y claro que en determinadas ocasiones roza lo cursi; pero que sale airoso por el dominio del tema y la simplicidad de la historia. Una novela en definitiva lista para convertirse en un best-sellet y ser llevada al cine por algún guru de la industria