El ajuar de mamá

Adentrarse en la obra narrativa de Jiménez Lozano es una experiencia insólita y desconcertante para un lector habituado a encontrarse con novelas o relatos en los que predomine la acción o la sucesión de hechos. Tanto los cuentos de esta colección como los de títulos anteriores tienen una mínima acción; muchas veces sus personajes son seres insignificantes a los ojos de una sociedad moderna, pero llenos de una enorme dignidad; las narraciones tienen la apariencia en muchas ocasiones de una anécdota que alguien -el propio autor- nos contara en voz baja. No hay nada estridente en sus historias, lo cual no quiere decir que no sean terribles en ocasiones. Desconcertantes, en todo caso, sean dramáticas o cómicas, todas las historias al terminar de leerlas tienen la capacidad de dejar al lector "pensieroso", porque aquí no se trata de devorar las páginas del libro, sino que hay que leerlo como si fuera un libro de poesía, paladeando las palabras.
Tanto para el que haya disfrutado con "La boda de Ángela" o "El viaje de Jonás" o "El mudejarillo" o tantos otros títulos de este autor, como para el que quiera introducirse en la obra de Jiménez Lozano, ninguno se sentirá defraudado, estamos ante un orfebre de la palabra, un contador de historias mínimas, un poeta de lo pequeño, al que hay que leer -parafraseando un título suyo- "a la luz de una candela".