El diario de la felicidad

Nicolae Steinhardt forma parte de la generación de entreguerras que ha dado a la literatura rumana nombres de talla internacional, como Eliade, Ionesco, Cioran o Ciorãnescu; en su caso, sin embargo, el reconocimiento le llegaría tras su muerte, con la publicación de El diario de la felicidad (1991), uno de los libros más leídos en Rumanía.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Sígueme
634
978-84-301-165
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El diario de la felicidad es una miscelánea de textos autobiográficos y reflexivos, cada uno encabezado por una fecha y un lugar, publicado con posterioridad a la muerte de su autor. En ellos se cuentan momentos de su estancia en la cárcel, así como de su vida posterior y anterior a los años que estuvo allí; y se formulan toda clase de comentarios sociales y literarios, así como de muchos textos bíblicos. En conjunto es un libro de memorias que tiene mucho de testimonio de una época: para Steinhardt está clarísimo que el comunismo es siempre igual: «vengativo. Mezquino. Apestoso. Barriobajero. Rencoroso. Devoto de la trinidad: odio, sospecha, envidia».
Aunque uno pueda no compartir todas las consideraciones del autor, resulta impresionante su capacidad argumentativa, su convicción y su alegría, como se aprecia en una de sus anotaciones claves, del 2 de agosto de 1964 a la espera de abandonar la cárcel: «En la pequeña celda de Zarca, solo, me arrodillo y hago balance. Entré en la cárcel ciego (con vagos atisbos de luz, pero no sobre la realidad sino interiores; iluminaciones que nacen de la propia tiniebla y deshacen la oscuridad sin disiparla) y salgo con los ojos abiertos; entré mimado y caprichoso y salgo curado de ínfulas, aires de grandeza y caprichos; entré insatisfecho y salgo conociendo la felicidad; entré nervioso, irascible, sensible a las minucias y salgo indiferente; el sol y la vida me decían poco, ahora sé saborear un trozo de pan, por pequeño que sea; salgo admirando por encima de todo el valor, la dignidad, el honor, el heroísmo; salgo reconciliado: con aquellos a los que he hecho mal, con los amigos y los enemigos, incluso consigo mismo».