El hombre que cambió a China

Biografía de Sun Yat-Sen (1866-1925), promotor y primer Presidente de la República China entre 1911 y 1912. Había cursado estudios en Hawai (USA), donde conoció el sistema político norteamericano y se convirtió al cristianismo. Abandonó el ejercicio de la Medicina para dedicarse a la liberación de su país de la corrompida dinastía manchú. Viajó por todo el mundo conectando con las comunidades chinas y participándolas de su entusiasmo. Impulsó hasta diez sublevaciones fracasadas en su país y en 1911 se enteró de que una rebelión en Wuchang había tenido éxito y él había sido nombrado Presidente de la República. Fundó el Kuomintang o Partido Nacionalista Chino. Tuvo que enfrentarse a tendencias secesionistas en el norte del país, lo que le llevó a renunciar a la Presidencia. En 1925 se había desplazado a Pekín para llegar a un acuerdo con el gobernante militar del norte, cuando le alcanzó la muerte. Le sucedió Chiang Kai-Shek.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1976 Plaza & Janes
186
84-01-44145-5

Publicado en 1939.

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Cuenta Pearl S.Buck que en su círculo, en China, predominaba la simpatía hacia el revolucionario Sun Yat-Sen. En el siglo XIX y comienzos del XX el país había sido víctima del egoismo de las potencias occidentales y del Japón, que ocupaban territorios y obtenían ventajas comerciales a cambió de préstamos a los gobernantes. No obstante, muchos chinos habían viajado al exterior y eran conscientes de la situación. Uno de ellos fue el joven Sun Yat-Sen que cursó estudios en una escuela metodista de Hawai (USA).

Sun era un idealista que soñaba con la modernización de China y el bienestar de su pueblo. Su biógrafa atribuye su idealismo a su condición de cristiano en China, ya que esta religión mantiene la igualdad de todos los hombres y no diviniza a los gobernantes ni a sus regímenes. Hija de un predicador presbiteriano, la autora escribe: "La cristiandad era y sigue siendo la fuerza revolucionaria más tremenda del mundo". Los occidentales, acostumbrados al principio de igualdad ante la Ley no valoramos este principio revolucionario; al contrario, consideramos al cristianismo como una fuerza conservadora. No lo pensaban así los gobernantes manchúes en China, que periódicamente permitían matanzas de extranjeros y de chinos conversos al cristianismo.

Sun Yat-Sen era infatigable y a pesar de haber fracasado repetidamente en sus intentos revolucionarios, de vivir apartado de su familia, de haber sido expulsado de Japón, Indochina, Singapur y Hong-Kong a petición del gobierno imperial, y haber estado secuestrado durante trece días en la embajada de China en Londres no renunció a sus objetivos. Su ideología se encuentra contenida en el libro "Los tres principios para el Pueblo"; principios que eran nacionalismo, democracia y bienestar. Sun propugnaba una especie de socialismo nacionalista. Por el contrario sus oponentes afirmaban que "la democracia es un sistema de gobierno para gente instruída" (Kung Yu-Wei, aristócrata e intelectual reformista) y propugnaban un gobierno militar, de amplia tradición en el país.

Publicado en 1939, este libro no nos dice mucho actualmente. Si hubiera que sacar alguna conclusión es la de que no hay pueblo, por aislado e ignorante que parezca, que no albergue en su interior ideas de progreso y liderazgos dirigidos a obtenerlo. Que éstos tengan éxito o no depende de las circunstancias. Nadie podía imaginar entonces que China llegaría a ser lo que es en el siglo XXI. La historia y el ser humano son así de imprevisibles.