El Maquiavelo de León

Este libro pretende revelar lo que esconde la enigmática sonrisa de Zapatero, más allá de la impresión que trasmite de ingenuidad y bonhomía. Por medio de multitud de anécdotas inéditas, el autor describe las técnicas y ardides maquiavélicos del leonés para alcanzar y mantenerse en el poder a toda costa: su asombrosa habilidad para los pactos más inverosímiles y para la reconversión de las alianzas; su propensión a enfrentar a sus colaboradores, y su firme determinación a la hora de eliminar a quienes le pudieran hacer sombra.

El lector descubrirá, a medida en que se adentre en estas páginas, a un personaje mesiánico, convencido de que su intuición es infalible, caprichoso en la selección de sus ministros y altos cargos, a los que suplanta y ningunea con frecuencia, que sólo improvisa en los actos de Gobierno pero nunca en la puesta en escena, en la que es un consumado maestro; cómo y con quién toma las decisiones al margen de las instituciones de Gobierno, por medio de un teléfono móvil; cuáles son sus verdaderos amigos; cómo se relaciona con los empresarios; cómo se ha formado y cuál es el papel de su beautiful people; así como su ejecutoria como aprendiz de brujo de los negocios donde se revelan aspectos nunca contados sobre operaciones relacionadas con el BBVA, Endesa, Repsol y Telefónica.

Reseña del editor

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2010 La esfera de los libros
232
978-84-9734-941

Subtítulo: Cómo es realmente Zapatero

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La sinopsis es exacta, pero difiero en la valoración del libro. En líneas generales éste no facilita más que chascarrillos negativos sobre el personaje, correctamente sistematizados, pero nada que no supiéramos ya. El autor reúne opiniones sobre Zapatero de gente que había estado próxima a él; la mayor parte fuentes anónimas. José Manuel Otero Lastres, Catedrático de Derecho Mercantil, que fue maestro y confidente de Zapatero, trata de dar una opinión objetiva que, sin embargo, resulta bastante negativa para su ex alumno. Es de suponer que muchos de los que tratan o han tratado con el Presidente se habrán negado a hablar con el autor, por lo que el libro está escorado en un sentido crítico. La síntesis que nos ofrece García Abad sobre Zapatero es la de que se trata de un hombre audaz, que busca el poder por el poder, personalista y que cuida de su imagen. El autor afirma que el Presidente carece de ideología y de proyecto político. Pienso que exagera, ya que la llamada memoria histórica y el laicismo denotan una cierta ideología, aunque sea negativa. El autor cita como autores preferidos del Presidente a dos teóricos del socialismo asentados en los Estados Unidos: Pettit y Lakoff. Del primero habría tomado la teoría de la "ampliación de los derechos", positivismo puro. El segundo recomienda a los socialistas no enredarse en discusiones sobre el bien y el mal, la verdad y la mentira, en las cuales la derecha se desenvuelve mejor, sino tratar de conectar emocionalmente con los ciudadanos. A Zapatero esta fórmula le ha funcionado bien, aunque podríamos poner muchos ejemplos de personajes históricos que han conectado emocionalmente con su clientela, empezando por Francisco Franco. En el aspecto personal el autor describe al Presidente como un hombre frío, marrullero, capaz de enredar a su interlocutor, que tiene un concepto meramente instrumental de la palabra dada y es capaz de responsabilizar a los demás de sus propios errores. Sugiere atender a su lenguaje corporal antes que a sus palabras. Sumamente adaptable, a lo largo de su vida se ha definido dentro del socialismo, desde conservador hasta anarquista, y se mostró satisfecho cuando le denominaron "el Lenin español", igual que en su día habían llamado a Largo Caballero. Esta comparación y la satisfacción subsiguiente, que a muchos nos provoca escalofríos, demuestra que la memoria histórica "va por barrios". A pesar de su presunto laicismo Zapatero está casado por la Iglesia, ha bautizado a sus hijas y éstas han hecho su primera Comunión. El autor no aclara o no sabe si Zapatero pertenece a la masonería. Recomiendo al lector que repare como Zapatero, al igual que han hecho antes los demás Presidentes de Gobierno, otorga la dirección de las empresas públicas e incluso puestos en los consejos de administración de empresas privadas espléndidamente retribuidos, como Telefónica o el BBVA, en función de intereses políticos, amistad o simplemente para apartar al sujeto de otras áreas. Esta práctica inmemorial, que ya consta se realizaba durante el franquismo, forma parte de lo que llamaríamos la corrupción del sistema político y económico.