El olvido de sí

"El éxito deforma nuestra visión de la realidad y, desde luego, la apreciación de nosotros mismos. A lo largo de mi vida he visto a menudo a las gentes del mundo caminando en una dirección y a mí en la contraria. Porque mientras el mundo busca fama, yo llevo treinta años buscando anonimato; ellos buscan riqueza y poder, yo, en cambio, pobreza y debilidad; todos quieren ser grandes, por mi parte elijo la pequeñez; no hay quien no desee triunfar, yo perder.

Prefiero los últimos puestos a los primeros, la vida oculta a la pública y la humillación al encumbramiento. Por todo ello veo a menudo a las gentes del mundo caminando en una dirección y a mí en la contraria. Pero no soy el único; hay otros conmigo, solitarios todos, todos locos. Y el primero de la fila es el propio Jesucristo: el más loco de todos".

Narrado en primera persona, "El olvido de sí" describe detalladamente la aventurada y aventurera vida del vizconde francés Charles de Foucauld (1858-1916), religioso y viajero, así como su camino de desprendimiento y búsqueda espiritual.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 Pre-Textos
396
978-84-15576-72
Valoración CDL
4
Valoración Socios
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Nos encontramos ante la biografía novelada del sacerdote francés Carlos de Foucauld, que vivió entre 1858 y 1916 y fue declarado beato por la Iglesia católica el 13 de noviembre de 2005.

La de Foucauld fue una personalidad extremada. De familia noble y adinerada, vivió su juventud incrédulo, caprichoso y derrochador, pero, a raiz de su conversión, llegó a ser sacerdote, sintió la vocación de la soledad, vivió en el Sahara con el pueblo tuareg y terminó asesinado en el desierto. Una vida novelesca que no debería presentarse como novelada porque le resta credibilidad.

El caso de Charles de Foucauld tiene interés como ejemplo de una vocación radical dentro de la Iglesia: la del solitario y contemplativo, que había sido abundantísima en los primeros siglos de la cristiandad. El mérito del autor está en descubrirnos cuál fue el camino que siguió el beato francés. Una vez convertido De Foucauld no admite otra posibilidad que imitar a Jesucristo, siente la necesidad de ser el último y el más pobre; de seguir a Cristo en su vida de oscuridad y en el fracaso de su vida pública. Ello le lleva a no encajar en una orden religiosa tan estricta como es la Trapa. Considera que los pobres se encuentran fuera del convento.

Ordenado sacerdote su búsqueda le lleva a Argelia, al desierto del Sahara con los musulmanes. De Foucauld dirá que en su juventud la fe de los islámicos había favorecido su propia conversión y había llegado a estudiar el Corán. Ahora, de vuelta en Africa, el sacerdote se prodiga en la oración y el ayuno, pero también vive la limosna y la hospitalidad hasta extremos heroicos. Su vocación de solitario no le impide trabajar en un diccionario tuareg-francés, recopilar la poesía de los hombres del desierto o atender a todos los que acuden a él.

Llega a la conclusión de que su apostolado tiene que ser de presencia y de amistad, de amor e intercesión ante Dios. Siente un gran respeto hacia todos y sin embargo no consigue la conversión de ningún musulmán. Piensa que, si su Maestro fracasó él le imita al fracasar igualmente. También fracasa en su deseo de conseguir compañeros en Francia para su apostolado. Solicita del Vaticano la aprobación de una Fraternidad misionera y ni siquiera obtiene respuesta.

Su espíritu contemplativo le lleva a acompañar al Sagrario la mayor parte de la noche, pero también encuentra a Dios en su trabajo, en la persona de los que le visitan -quizás importunándole-, y en las mismas cosas que le rodean. Hay momentos en los que su sacrificio en el sueño, en la comida, en la misma contemplación le provocan la enfermedad y casi la locura. Se esfuerza por entenderlo y no alcanzará la paz hasta que comprenda que no debe buscar nada, ni siquiera la santidad, sólo a Dios.

El libro necesitaría un prefacio o introducción del autor que explicase la finalidad del libro (que no es una novela aunque él afirme lo contrario), señale las fuentes históricas utilizadas y cuál es su aportación literaria. Espiritualmente es muy bonito.

 

Imagen de Pipa

La lectura de este libro ha sido emocionante.
Narrado en 1ª persona, es una “recreación literaria” (p.386) acerca de la vida, de Charles de Foucauld (1858-1916), personaje beatificado en la actualidad, precursor del Movimiento religioso de los focolares, que realmente él no llegó a ver, a pesar de haber empezado las gestiones para crear una pía Unión. Como Moisés, se quedó a las puertas de la Tierra Prometida.
En el libro, cuenta cómo por encargo de su confesor, el Padre Huvelin, accede a escribir sus memorias: “Porque ¿quién como usted ha sido vizconde, cadete, explorador, geógrafo, converso, monje, criado, misionero, profeta, lexicógrafo, amigo padre y hermano?” (p.335).
Como su segundo título indica, su vida es una pura aventura también de cara a Dios. Él a duras penas se lanza a obedecer y escribir al final de su vida. Pone, como en todo, su corazón en sus memorias. Y se lanza a esta tarea.
El autor, o el protagonista, divide el libro en ocho partes diferenciadas que nos llevan de la mano por las etapas principales de su trayectoria: I. Confusión: el vizconde de Foucauld; II Exploración: el explorador de Marruecos; III Conversión; IV: Meditación: el novicio de Akbes (Siria); V.Imitación: El jardinero de Nazaret; VI.Purgación: El ermitaño del sahara; VII Compasión: el hermano universal; y VIII. Iluminación: El místico itinerante.
A pesar de sus comienzos de vida, frívolos, Dios le fue guiando en medio de la oscuridad, hasta la plenitud. Su conversión fue radical, pero progresiva. Su vocación se va forjando en un sinfín de pasos y anécdotas, viajes y experiencias, dudas y certezas, reflexiones, oración y ayuno... Pero en la descripción de todo este proceso externo e interno, él dice cosas increíbles, verdades como puños, aseveraciones que te dejan perpleja, sorprendida y que te hacen reflexionar sobre cuestiones importantes. Y te ayudan.
Por ejemplo, es un hombre apasionado, para el mal y para el bien, su conversión sería radical. Sin el apoyo de sus padres, a los que apenas conoció, criado con su abuelo materno, militar, y sus tíos y primos, mimado e irresponsable hacía siempre lo que le daba la gana; gran lector desde joven, lo hacía devorando los libros sin selección alguna, sintió la llamada del viajero desde una edad temprana, sirvió en las milicias como cadete, y conoció el norte de África. Se prendó del mundo musulmán, estudió el Corán, aprendió árabe, y más tarde, la lengua de los tuaregs, pueblo al que amaba de modo singular. Él afirma que “seguramente nunca habría accedido al cristianismo en el que fui educado sin mi fascinación por el Islam...” (61). “Debo al Islam mi fe cristiana, suena raro; pero jamás me habría interesado por la religión de mis padres sin mi sed de viajar y conocer el mundo “,También aprendió hebreo. Era un políglota nato.

Otro ejemplo: Considera el espíritu aventurero como algo esencial en la vida “No se puede acceder a la santidad sin el temple aventurero ¿quién puede soñar con ir lejos en los caminos del espíritu si antes no ha soñado con ir lejos en los espíritus del mundo?” (66); “Un joven que no ama la aventura no es un joven...” (70); y como aventurero está en la milicia y se va de ella, se hace geógrafo levantando las cartas del interior de las montañas de Marruecos donde penetra disfrazado de judío; regresa a Francia y se convierte, con la ayuda de su admirable prima que le presenta al Padre Huvelín, el cuál sería su confesor el resto de su vida.
El libro se lee despacio, saboreándolo, tratando de asimilarlo, aprendes un montón de cosas...
Por supuesto, su vida extraordinaria creo que solo está reservada para unos pocos privilegiados del favor divino. No es imitable en su radicalidad. Pero aún no siendo una forma de vida común, todo cuanto él intuye o dice es maravilloso, y te abre un mundo espiritual y, en cierto modo, místico, del que puedes gozar, y te puede servir.
Creo que es un libro que vale la pena leer y tener. Porque se releerá más de una vez.

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Un gran libro. Profundo, intenso, bello, en el que descubrimos a uno de los mayores espirituales del siglo XX. Se abordan temas como el silencio, la pobreza (material y en el espíritu), la búsqueda de Dios, el encuentro con Cristo, el desapego, el abajamiento, la limosna, la conversión, el éxito y el fracaso... a través de la azarosa vida de este gran hombre que alcanzó la cima haciéndose pequeño.
Novela para leer y releer, para meditar y hacer silencio. Una mirada al mundo, a nuestro interior, a Dios, para resituarnos en el mundo, en nosotros mismos y frente a Dios.