El paseante solitario

Comentando un fragmento en prosa de Robert Walser (1878-1956) sobre la ceniza, W. G. Sebald escribe: «Lo altamente emotivo de ese pasaje». Esta misma frase podría aplicarse también a El paseante solitario, un libro breve para leer despacio y de un tirón, que consigue, con un estilo personal y preciso, hacernos caminar al lado de Robert Walser y mirar el mundo, las cosas, casi con sus propios ojos. Con imágenes que nos cogen por sorpresa, W. G. Sebald enlentece el tiempo y nos acerca de modo insuperable a este hombrecillo de paraguas siempre colgado del brazo, incluso en los días de sol.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Siruela
80
978-84-9841-107-2

En traducción de Miguel Sáenz, el libro aparece magníficamente publicado en la colección Biblioteca de Ensayo, serie menor. La edición se completa con un gran número de fotografías.

Valoración CDL
3
Valoración Socios
4
Average: 4 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de JJiménez

"El paseante solitario" es una bella aproximación a la vida y la obra del escritor suizo Robert Walser (1878-1956). En esta sociedad de lo efímero por no pesado, de la nanotecnología, de las comunidades virtuales, del amor líquido, en definitiva, en esta sociedad líquida -según la peculiar terminología del sociólogo polaco Zygmunt Bauman- Sebald nos invita una vez más a volver los ojos a la escritura apretada y a lápiz de Walser. Sus microgramas, escritos a lápiz, que embadurnaron cientos de páginas y papelillos, son metáfora líquida para estos tiempos líquidos. En palabras de Sebald, "todo lo que está en estos libros incomparables tiene tendencia, como quizá hubiese dicho su autor, a evaporarse". Tiempos difíciles los nuestros para el compromiso, para lograr desbrozar nuestra identidad personal; Sebald nos desvela, más allá de la neurosis que llevó a Walser a pasar sus últimos años de vida en el manicomio de Herisau, la identidad líquida de su autor, que se despersonaliza y diluye en su escritura a lápiz. "Desde el principio sólo estuvo ligado al mundo de la forma más fugaz", apunta Sebald. Walser se convierte así en un referente indiscutible para esta sociedad líquida: "no era un visionario expresionista que profetizara el fin del mundo , sino ... un vidente de lo pequeño"; "sus escenas sólo duran un parpadeo y también a las figuras humanas de su obra se les concede la vida más breve". Escritura callada, anónima, "que rehúsa los grandes gestos". Mi invitación: lean a Walser.