El pesimismo ilustrado

El optimismo ilustrado se fundamenta en un profundo pesimismo antropológico. El hombre es malo: así lo declaran Hobbes, Locke y Kant. Rousseau atribuye el mal a la sociedad cuando no se organiza bien. Para superarlo se recurre a "fórmulas" científicas con las que organizar el Estado. Pero entonces el hombre, más que salvarse, deja de ser el protagonista de su propia vida.
Para superarlo se recurre a “fórmulas” científicas –el principio de acción y reacción, por ejemplo- con las que organizar el Estado. De este modo la política se convierte en fuente de normas morales y adquiere sentido escatológico.
Pero entonces el hombre, más que salvarse, es salvado por la naturaleza, la providencia inmanente al sistema y el progreso histórico; es decir, deja de ser el protagonista de su propia vida.

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2005 Rialp
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