Estados fallidos

Extenso alegato antiamericano y a favor de lo que el autor denomina democracia sustantiva. La guerra de agresión y el incumplimiento por parte de los Estados Unidos del Derecho Internacional sobre la misma. Define los Estados fallidos o "forajidos". Incumplimientos del Tratado de no Proliferación Nuclear (capítulos 1 y 2). Ilegal pero legítimo: La guerra en defensa de intereses, la legítima defensa anticipatoria y la intervención humanitaria (cap.3). Intervenciones militares de los EE.UU. en el exterior (cap.4). Oriente Medio (cap.5). La democracia en los Estados Unidos: Elecciones y propaganda política. La crisis económica. Los valores morales y el fascismo cristiano. El sistema educativo (cap.6). Epílogo: Participación y cultura democrática.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2016 Ediciones B
365
84-9070-382-3

Original de 2006.

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Lo primero que llama la atención en este libro es su autoría. Contra lo que podría pensarse Chomsky no es profesor de Derecho Internacional sino de Lingüística, y tenía 78 años cuando se publicó este libro que bien podría ser una obra colectiva. En Wikipedia se afirma que Chomsky se define a sí mismo como anarquista y que en España ha apoyado a la Izquierda Anticapitalista y a Podemos. Todo ello nos ayuda a comprender mejor los contenidos del volumen.

El autor se presenta como "activista político, crítico con la política exterior americana". Activista es aquel que interesa a otra gente para unos fines determinados. El activista no trata de ser objetivo sino que expone las razones a favor de su causa. Su estilo es periodístico, afilado, abusa de los tópicos y está lleno de prejuicios que no disimula. Al hablar de Cuba como una democracia el autor se retrata a sí mismo. En conjunto el libro es un argumentario antiamericano y especialmente contra George W. Bush por la invasión de Irak.

Lo anterior no significa que no plantee cuestiones de interés siempre que el lector sepa distanciarse de las conclusiones. Por ejemplo, el papel que los Estados Unidos se han adjudicado a sí mismos como "gendarme mundial" está justificadamente cuestionado. Señala el autor como "la ocupación estadounidense de Afganistán e Irak no ha conducido a la democracia en esos países sino tan solo a más caos y sufrimiento" (pág.234), y es verdad. Lo mismo cabría decir de Libia o Siria; los occidentales han liberado en esos países a todos los demonios del enfrentamiento étnico y sectario; del bandolerismo y las oleadas de refugiados.

El autor mantiene la tesis de que los Estados Unidos no actúan por amor a la democracia y a los derechos humanos sino a sus propios intereses. En las últimas décadas se han utilizado los siguientes argumentos para justificar la guerra: A) La defensa de intereses legítimos. Por ejemplo la Segunda Guerra del Golfo o guerra de Kuwait, para evitar que Sadam monopolizara las fuentes del petróleo en Oriente Medio. B) La doctrina de la defensa propia anticipatoria: Atacar a un enemigo antes de que éste esté en condiciones de atacarnos a nosotros. Este argumento se ha utilizado en la Tercera Guerra del Golfo o guerra de Irak. C) La intervención bélica humanitaria, con la que se justificó la agresión a Servia por parte de la OTAN para detener las masacres de Bosnia y Kósovo.

Si pasamos a la crítica que hacen los autores de la política interior norteamericana, estos consideran que el gobierno de los Estados Unidos actúa exclusivamente a favor de los intereses empresariales y de los ricos y poderosos. Nos resulta especialmente cercana la valoración que hace el autor de la propaganda política como una forma de marqueting basada en el engaño a los ciudadanos (págs.254-257). Ello lleva a los autores a concluir que la democracia americana (y esto podría hacerse extensivo a todas las democracias occidentales) es meramente formal y opuesta a los intereses y a la opinión de la mayoría de los ciudadanos.

En conclusión, el libro no es agradable de leer por su sectarismo, pero plantea cuestiones tan reales como la falta de participación de los ciudadanos en la política, el respeto al Derecho Internacional de guerra, la eficacia de los Organismos Internacionales para la gestión de la paz o de los intereses globales, tales como la libertad de navegación, las comunicaciones, el comercio o el petróleo; la carrera armamentista y el futuro del Tratado de no Proliferación Nuclear. El libro es árduo de leer, dada la cantidad de cuestiones que plantea y sobre las que incide una y otra vez.