Humanismo y Fe

La verdad es la misma para la ciencia la filosofía y la revelación, de aquí que pueda hablarse de relación y complementación de todos estos saberes. La verdad es la meta de todos ellos y a través de ella pueden quedar unificados.

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Esta obra, como su propio título da a entender, se inserta en un humanismo iluminado por la luz de la fe. Alguien ha dejado escrito sobre este libro un juicio que pudiera ser esclarecedor: " La verdad es que cuando termina uno de leer este libro, le queda en las manos lo que podría denominarse una verdadera antropolología cristificada, o lo que es lo mismo una cristólogía antropológica.
Karl Rahner ha afirmado que la cristología es el principio y el fin de la antropología y esta antropología en su más radical realidad , que es "la cristología", es eterna teología.... ".
El libro consta de cinco capítulos: el primero nos presenta al hombre como problema, sobre el que se ha escrito mucho. El autor pasa revista a todo cuando se ha ido diciendo sobre el hombre, para pasar a diferenciar meticulosamente, los falsos humanismos del verdadero. El único humanismo que puede dar sentido al hombre, según el autor, es aquel que se abre ala trascendencia.

En el segundo capítulo el autor se enfrenta a los misterios del hombre . Pronto hace entrever el autor que los misterios del hombre están insertos en el misterio de Dios. Es inútil buscar respuestas a las angustiosas preguntas humanas fuera del ámbito religioso. Origen y destino de la vida del hombre, su sentido y felicidad última están en Dios. El hombre en su realidad de espíritu encarnado sólo puede ser entendido como apertura a Dios, dentro de la maravillosa conjunción de naturaleza y gracia.

El tercer capítulo de este libro va destinado a esclarecer lo que representa el ethos cristiano, aquí lo divino y lo humano se compenetran , igual que cuerpo y alma quedan integrados en la unidad de la persona. El hombre trasciende su pura condición humana y corporal para adentrarse en los terrenos del espíritu y desde allí poder contemplar nuevos horizontes de esperanza que fundamentan el optimismo cristiano.

En el capítulo cuarto el autor se centra en la vida de la fe, para decir . “ Detrás de cada cristiano ha de haber un obrar que testifique la realidad de la fe que se profesa. Sólo una vida auténtica puede avalar las creencias… No importa en que campo hayamos de realizar nuestro trabajo, ni en que condiciones hemos de realizar la siembra, ni cuando habrá de ser el tiempo de la recolección. Lo importante es tener dispuesto el corazón para poder acompasar lo que se es, con lo que se hace”.

El capítulo quinta va destinado a ver como se puede vivir un cristianismo auténtico en nuestro mundo, con todas las dificultades que ello entraña. Vivir el compromiso cristiano con la libertad de los hijos de Dios en la familia , en el trabajo , en la sociedad , en el mundo de la política , en el mundo de la cultura. Hacerse presente en nuestro mundo es el gran reo de la hora presente. A un cristiano hoy . se le exige ser testigo , dar testimonio de Cristo.

Acaba el libro con un capítulo que bien pudiera titularse la exaltación del ideal cristiano que se identifica como el humanismo del amor . De la misma manera que no se puede ser cristiano , si antes no se ha aprendido a ser hombre, tampoco se puede llegar a la plenitud humana , sin haber madurado cristianamente.

“En el fondo, dice el prologuista, el libro que el profesor Gutiérrez Sanz deja en nuestras manos es una teología, una reflexión teológica, un magnífico regalo intelectual y místico