Juana de Arco. La historia de la doncella de Orleans

Emocionantísima novela que reconstruye la vida de Juana de Arco desde sí misma. Es decir, novelando la vida interior de la santa.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1998 Edhasa
789
978-84-350-0679

Colección: Narrativas Históricas

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Dentro del amplio santoral de la Iglesia católica Santa Juana de Arco -o Juana la Doncella como la llamaron sus contemporáneos- es difícilmente clasificable. Fue virgen aunque no vivió enclaustrada. Fue mártir pero no de la fe sino de una causa política: la coronación de Carlos VII como rey de Francia. También fue confesora de la fe, ya que manifestó que era Dios quien la enviaba y durante su corta vida actuó en consecuencia con esa misión. La primera cuestión que se plantea el lector es porqué Dios tenía interés en que Francia fuese gobernada por un rey francés y no constituyese un dominio de la corona inglesa. Habría que remontarse al Antiguo Testamento para comprobar cómo Dios –sin privar a los hombres de su libertad- exalta o humilla a los reinos utilizándolos como instrumentos de su política divina. Por otra parte la guerra entre los dos reinos en suelo francés ya duraba casi cien años, y era lógico que Dios quisiera poner fin a los daños que estaba sufriendo el pueblo. La segunda cuestión nos hace preguntarnos por qué Dios utiliza para esta misión a una joven aldeana. La respuesta está en que Dios no busca un caudillo militar para Francia, sino alguien que convenza al Rey y al pueblo de que Dios está a su favor y que Su voluntad se cumplirá. Un militar podría atribuirse la gloria a sí mismo e incluso aspirar a la corona, en tanto que Juana insiste en que tanto el trono como la victoria los da Dios. Recordemos al jovencísimo David, pastor de ovejas, a quien Dios eligió como rey de Israel. Dios escoge a sus instrumentos por su fe y su piedad y Juana destacaba en ambas. Cuando se pone al frente del ejército lo primero que ve y escucha son prostitutas y blasfemias. "Así Dios nunca os dará la victoria" -les dice a los capitanes, e insiste en que los soldados han de confesarse y comulgar antes de la batalla. Podemos ahora pensar en las durísimas crisis y en la violencia que azotan nuestro mundo a comienzo del siglo XXI. Preguntarnos cómo va a ayudar Dios a superar todo ello en sociedades que hacen profesión de impiedad. Lo mejor de esta obra reside en el perfil humano de Juana que, recordémoslo, sólo contaba con diez y siete años al comenzar su misión. Sus "voces" le habían revelado que contaba con poco más de un año para cumplirla. La doncella se desespera al comprobar la cobardía del Delfín y la mala voluntad de sus consejeros; pero se culpa a sí misma por las derrotas. Trata de expulsar de su corazón todo odio a los enemigos y se duele de las vidas que se pierden en ambos bandos. En ocasiones le asaltan las dudas; tiene miedo a los engaños del diablo y siente pavor ante la muerte. Sufrió dos heridas en combate y finalmente fue capturada y entregada a los ingleses. Carlos VII, el Rey al ella había acompañado en su coronación, se muestra indiferente ante su cautiverio y probable ejecución. El Obispo de Beauvais, de acuerdo con los ingleses, instruye a Juana un juicio por herejía en el que es condenada a muerte. Murió en la hoguera en Rouen el 30 de mayo de 1431. Sólo tenía diez y nueve años. Veinticinco años después y una vez expulsados los ocupantes de Francia, se siguió un nuevo proceso que rehabilitó la figura de Juana de Arco. La publicación en el siglo XIX de las actas de ambos procesos –condena y rehabilitación- hizo que Juana de Arco pasase de ser una figura medieval olvidada, a una heroína de Francia. Fueron constatadas sus virtudes cristianas y declarada santa por la Iglesia católica en 1920. Literariamente la obra de Pamela Mercantel se lee bien; en ciertos pasajes con mucho interés, pero no pasa de ser una biografía novelada de las que existen tantas. Su valor está en el personaje y su mensaje religioso.

Imagen de Mon

Es una novela muy larga pero muy entretenida y afronta muchas cuestiones de carácter moral y teológico. Como es una recreación quizá sea discutible la interpretación del personaje, pero no puedo juzgar la historicidad (aparentemente está cuidado).
Lamentablemente hay muchas erratas y algunas frases son tan confusas que parecen brutales fallos de traducción.