La ciudad de los prodigios

En el período comprendido entre las dos Exposiciones Universales de Barcelona de 1888 y 1929, con el telón de fondo de una ciudad tumultuosa, agitada y pintoresca, real y ficticia, asistimos a las andanzas de Onofre Bouvila, inmigrante paupérrimo, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, y su ascensión a la cima del poder financiero y delictivo. Mendoza nos propone un nuevo y singularísimo avatar de la novela picaresca y un brillante carrusel imaginativo de los mitos y fastos locales. Una fantasía satírica y lúdica cuyo sólido soporte realista inicial no excluye la fabulación libérrima.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Seix Barral
544
9788432217104
Valoración CDL
2
Valoración Socios
2.5
Average: 2.5 (2 votes)
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Imagen de enc

Al parecer Eduardo Mendoza había pensado novelar la historia de Barcelona en su integridad. Finalmente restringió su obra al periodo que transcurre entre 1888 y 1929, años en que tuvieron lugar Exposiciones Universales en la ciudad catalana. El autor se había documentado sobre la historia de la ciudad para escribir su primera novela, "La verdad sobre el caso Savolta", y ahora amplía el foco a un periodo de tiempo mayor. El protagonista sigue siendo la sociedad catalana y circunstancialmente alguno de sus personajes. El autor crea la figura de Onofre Bouvila, para que su biografía sirva de hilo conductor al relato. Onofre Bouvila -de repartidor de propaganda anarquista a delincuente y especulador- no vale nada como protagonista. Si el atractivo de "La verdad sobre el caso Savolta" consiste en que transcurre en una época muy concreta, en la incidencia del anarquismo en Cataluña, en la propia estructura de la novela o en sus mini-personajes pobres y extravagantes, en "La ciudad de los prodigios" todo ello se ha perdido. Quien mucho abarca, poco aprieta -dice el refrán. Este es el caso. Lo mejor de la novela son las treinta o cuarenta páginas que dedica el autor a contar la infancia de Bouvila, en las faldas del Pirineo, y, ya en Barcelona, los personajes que coloca en la pensión de don Braulio. Más allá todo se pierde en una maraña de personajes no relevantes y sucesos de las mismas características, y el final es precipitado -afortunadamente-. La tesis de la novela sigue siendo la misma que en su primera obra: los personajes marginales de la ciudad y el origen dudoso, por no decir mafioso, de algunas fortunas. El lenguaje es sencillo -marca de la casa-, la escritura abundante y los diálogos se incorporan al texto sin que por ello se produzca confusión. La novela me recuerda al "Viaje al fin de la noche" de Cèline, que me mereció escasa consideranción, y a alguna obra de Eça de Queiroz: meramente descriptivas de un entorno, de una realidad, y con escaso argumento.

Imagen de Alop

Detalles de la vida "picaresca" de Barcelona a principios de siglo Siglo XX. un final de la obra con tintes de misterio.