La Península
Simon, mientras espera la llegada de Irmgard en un tren nocturno, recorre en coche, a lo largo del día, la costa bretona donde pasó parte de su infancia. Evocación de hechos, sueños, colores, olores...
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Lo más interesante de este relato es la prosa del autor, que describe con gran precisión y detalle los lugares por los que pasa el protagonista: los juegos de la luz a lo largo del día, las marismas, el mar, los aromas, los pueblos y ciudades, sueños, evocaciones de la infancia... Comparaciones muy logradas, riqueza de vocabulario, todo en tercera persona. En segundo término, algún retazo de la vida confusa del protagonista y de su amante.