La práctica de la educación personal

Lo manifiesten de una forma u otra, los padres desean que sus hijos sean educados de acuerdo a sus valores e instruidos con altura profesional. Conseguirlo sólo está al alcance de personas valiosas, porque nadie da lo que no tiene, aunque también el ambiente y las circunstancias que rodean a cada individuo pueden influir de modo muy importante.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 CCS
216
978-84-9842-199-6
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Para poder realizaar una educación personalizada hace falta conocer bien qué es una persona; parece obvio pero su práctica requiere formación. Además, hace falta disponer de un mínimo de recursos-tiempo y personas preparadas, entre otros-para hacerlo.
Muchos centros educativos pasan por una crisis de identidad: hacen muchas cosas, pero a veces olvidan lo esencial. Abunda la buena voluntad, pero también un estereotipo de bondad basada solo en la faceta sentimental de un cierto deseo de bondad. La calidad de un centro educativo viene dada por la valía personal de los profesores; pero para lograr que un centro disponga de un buen número de profesionales valiosos hace falta que haya previamente directivos que sepan buscarles, formarles, apoyarles, dirigirles. Para educar en la excelencia, que no es elitismo, hace falta tener el coraje de ir contracorriente, formando en cualidades esenciales para la felicidad personal como la generosidad, la honradez y el espíritu de sacrificio. Además, a eso se puede sumar el actuar por motivaciones trascendentes, que den continuidad a la lucha por vivir de modo coherente con formas de conductas virtuosas; es preciso desarrollar lugares donde los jóvenes encuentren personas valiosas, que educan por contagio en ambientes fértiles para ello; además, es preciso trabajar en estrecha colaboración con los padres, los principales responsables de la educación de sus hijos, sabiendo ser buenos cooperadores para educar personalidades armónicas en un clima de respeto a la libertad del alumno y fomentar su responsabilidad.