¡Mira como crezco!

Quién nos iba a decir que podríamos ver a nuestro hijo, aún en el vientre de la madre, sonreír, fruncir el ceño, chuparse los dedos de los pies como si fuera un contorsionista, y comprobar cómo le crece el pelo y las uñas, y cómo van tomando forma los rasgos de su cara.
Primero fue la trompetilla que, aplicada en el vientre materno, se hacía llegar hasta el oído médico para comprobar que el nuevo ser que se estaba gestando, vivía. Más tarde fue el aparato eléctrico que hacía retumbar los latidos del corazón del bebé en la consulta del tocólogo, especialidad en aquel tiempo mayoritariamente masculina. Luego fue la ecografía, ¡oh, maravilla!, en dos dimensiones que, como si de un dibujo moteado se tratara, nos revelaba la imagen del futuro niñ@.

Ahora, el mundo fetal prenatal, se dispone de nuevos medios a partir de una técnica que por medio de ultrasonidos consigue ecografías en tres y cuatro dimensiones. En ellas, se recogen imágenes hasta ahora inéditas, para abordar la existencia del bebé antes de su nacimiento, dando un paso de gigante al ya ofrecido por las ecografías convencionales. El hecho es emocionante, aún más para los padres y familiares, pues de esta manera pueden observarse perfectamente gestos, expresiones y actitudes del bebé, lo que supone toda una revolución.

Así se puede llegar al inefable momento de ver abrir los ojos a tu hijo o cómo juega con su cordón umbilical. ¡Mira cómo crezco! ofrece paso a paso, impresionantes imágenes de las treinta y ocho semanas de gestación, con explicaciones sobre su desarrollo, el vínculo creado entre madre e hijo, las reacciones de ambos, los patrones de comportamiento del feto y todo un sinfín de información al respecto, que hasta ahora era inconcebible e imposible de obtener.