No quiero ser rey

Érase una vez un niño que nació en un reino muy lejano. Sus padres, los reyes, esperaban que Príncipe Luis se convirtiera un día en un Rey y defendiera el castillo tal y como le habían enseñado. Pero Luis tenía sus propios planes…el arte sería su mejor arma.

Descubre la historia del pequeño gran Príncipe Luis, que con sus pinceles fue capaz de cambiar la historia de un reino.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2017 Canica.Books
48
978-84-945336-2

Ilustraciones de Yael Frankel

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Álbum ilustrado sobre el cumplimiento de los deberes y de las obligaciones. En un reino muy lejano, nació el Príncipe Luis que, desde pequeñito, llevaba una corona en la cabeza. Podía tener todo lo que quisiera (juguetes, animales, multitud de cosas), pero su padre y su madre (los Reyes) nunca tenían tiempo para jugar con él, ya que estaban atareados con sus trabajos reales. Así que, para el Príncipe, vivir en palacio no era divertido y no quería llegar a ser un rey en el futuro.

En sentido metafórico, en el mundo de hoy, la historia del Príncipe Luis puede ser la historia de muchos niños que se sienten solos y desplazados por los trabajos de sus padres, que les restan tiempo para la convivencia y para disfrutar juntos. Así, en sus ratos de soledad, este Príncipe debe buscar su propia vocación, su forma de expresión y su verdadera identidad: en vez de aprender a usar las armas (como querían sus padres), decide utilizar los pinceles y dedicarse al arte.

Junto a los interesantes textos, hay que destacar las ilustraciones de gran tamaño, que (siguiendo la temática de la obra) tampoco se ajustan a los dibujos tradicionales. Se trata de imágenes, en forma de collage, en las que destacan las líneas rectas y las formas geométricas muy marcadas con colores intensos (rojos y azules). Tanto por la propuesta del tema como por las imágenes, puede ser una obra un poco más compleja de lo habitual para los pequeños lectores; por tanto, pueden compartir la lectura en familia, con padres y adultos, para comprender mejor el mensaje final: "un príncipe diferente puede ayudar a cambiar el mundo".