¡Qué bien se está contigo!

El título del libro, ¡Qué bien se está contigo!, hace referencia a la madurez afectiva y emocional, a la felicidad que supone tener amigos y compañeros con los que conectar desde lo más hondo de la afectividad. ¿De qué depende? –se pregunta la autora. El trabajo es esquemático y contiene gran cantidad de información en relativamente pocas páginas. Carmen Balmaseda nos la ofrece como si se tratase de un manual. Comienza tratando de la madurez personal: Veinte criterios sobre la madurez y veintiuna luces rojas que nos previenen sobre la falta de la misma. Actitudes perjudiciales para el sujeto y su entorno: El perfeccionismo, el afán de controlarlo todo, la obsesión por agradar y la arrogancia. La autora sitúa los sentimientos por encima de la razón; son estos los que nos dicen si vamos por el buen camino. Los sentimientos generan emociones y es fundamental saber identificar aquellos para entender éstas. Por ejemplo la inseguridad o la frustración pueden manifestarse como violencia, para corregirla sería necesario identificar la causa de la cual proviene. La comunicación supone la plenitud de la madurez: tener algo que ofrecer a los demás. Parece tan fácil… y sin embargo la experiencia demuestra que no lo es. La autora se detiene a relacionar aquellas actitudes negativas que habría que desterrar en la vida de una pareja. Igualmente, como directora de Proyectos Educativos, propone introducir los sentimientos y favorecer la comunicación en el ámbito de la enseñanza. La exclamación de la autora, ¡Qué bien se está contigo!, evoca por contraste aquella otra de J.P.Sartre: “El infierno son los otros”. Entre una y otra hay toda una antropología y una ética. Dado el carácter sintético del libro su lectura precisa cierta atención.