Qué está pasando en Cataluña

Análisis del autor sobre la crisis actual entre Cataluña y España, sus causas y crítica de determinados argumentos de la parte catalana, especialmente la invocación del franquismo como origen de los problemas. Mendoza es pesimista sobre la salida de la crisis y su respuesta a los independentistas es: "No hay razón práctica que justifique el deseo de independizarse de España. Comparativamente, y pese a todo, España no es un mal país. Podría ser mejor, pero dudo de que Cataluña, librada a sus fuerzas, se convirtiera en el paraíso que anuncian los partidarios de la nueva república" (págs.76-77).

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2017 Seix Barral
94
978-84-322-3349
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

3
Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Afirma Mendoza que empezó a escribir este libro (realmente es un folleto bien encuadernado) "movido por la ansiedad" (pág.88) y ante la necesidad de explicar fuera de España lo que está sucediendo en Cataluña (pág.7). Sus tesis aproximadamente son las siguientes:

a) Cataluña no ha sido más o menos perjudicada por el franquismo que las demás regiones de España. b) En España existe un estereotipo sobre el catalán que lo considera egoísta y hablando una lengua rara. c) La sociedad catalana está dividida en clases sociales que no se mezclan entre si y existe un cierto antagonismo entre Barcelona y el resto. d) El nacionalismo es propio de la burguesís catalana, que se consideraba a si misma cultural y económicamente superior al resto. e) La floración súbita del independentismo tiene su origen en la crisis económica. f) El Gobierno español no ha hecho nada, mientras ha podido, para frenar las tendencias disgregadoras en Cataluña. g) No hay constancia de que a Cataluña le fueran mejor las cosas si se independizara de España.

Eduardo Mendoza nació en Barcelona, pero ha vivido largas temporadas fuera de España; entre otras ocupaciones trabajó como traductor en la ONU. Ello quiere decir que ni es anti-catalán ni un ignorante que no sepa de lo que está hablando. Romper un país en dos -o en tres si se tercia- no es un juego y el autor muestra su perplejidad ante la falta de "razones prácticas" que aconsejen tal segregación. La pregunta que queda en el aire es ¿qué podía haber hecho el Gobierno español y no ha hecho?