Repensar la educación

Repensar la educación analiza por qué necesita educación el ser humano, cómo se ha desvirtuado la educación occidental durante el último medio siglo, y qué se debería hacer para enfocar otra vez la educación de manera positiva.

En las últimas décadas, la política ha conquistado la escuela a través de una serie de teorías que no tienen como meta la adquisición de conocimientos sino el cambio de la sociedad. Lo que se llama "crisis de la educación", es la consecuencia lógica de impedir que la escuela desempeñe su función de institución docente, y de darle una serie de cometidos ajenos a su naturaleza.

Repensar la educación quiere llamar la atención de padres de alumnos, de políticos y del mundo universitario sobre estas cuestiones.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Eiunsa
160
978-84-8469-171-6
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.333332
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Comentarios

Imagen de acabrero

Me ha parecido muy ilustrativo. Creo que el análisis que hace de la situación es certero. Muchas de las tendencias que vemos en los planteamientos legislativos actuales, están descritas con fundamento en este libro. Se echa en falta, en el último capítulo, en las conclusiones, más ideas. Quizá todos queremos que alguien nos diga como mejorar la situación. En realidad, a lo largo del libro, la autora expresa bastante soluciones de cómo le gustaría que se hicieran las cosas, aunque se decanta excesivamente hacia una vuelta a la escuela clásica. Pienso que es un poco simplista ir de un extremo al otro. También aporta algunos modelos de lo que se está haciendo en lugares donde la educación va bien en el capítulo “Ejemplos de buena enseñanza”. Pero en general se puede decir que es más valioso en el libro el estudio de las líneas destructivas, porque, que duda cabe, cuando se conocen bien los males se puede empezar a estudiar como arreglar las cosas. Por lo tanto el libro sirve para “repensar”, desde una actitud crítica, qué se puede hacer con la educación. Leer artículo >>

Imagen de cdl

La autora, conocida por un conocido libro anterior titulado La educación en peligro, hace un análisis del sistema educativo que predomina en occidente. Su análisis se centra en las abundantes características comunes, si bien no deja de hacer algunas referencias particulares sobre algún aspecto particular. El balance del diagnóstico es desalentador.
La escuela está en crisis porque es reflejo de una sociedad en crisis. Ha rechazado un modelo de escuela anterior tachándolo de autoritario, represivo... y ha caído en un estilo educativo donde todo vale: basta con llamar creatividad a lo que podía haber sido calificado de chapuza. La excesiva pedagogización de la educación, donde unos teóricos, muchos de ellos sin contacto directo con la escuela, han impuesto como axiomático un estilo de irresponsabilidad e igualitarismo. Todo lo que suponga destacar o esfuerzo es considerado represivo, mientras que se fomenta un estilo hedonista y relativista. El afán de criticar la llamada civilización occidental, sin matices entre sus aciertos y sus errores, lleva a un multiculturalismo donde todo está en el mismo plano de igualdad. La actitud hacia nuestra historia es de rechazo por considerarla represiva de otras culturas, sin matices.
En la parte final del libro habla de tres facetas: el deterioro provocado por la telebasura – quizá la autora debiera haber hecho una referencia a la transición hacia los videojuegos o al chat como modos preferentes de ocio-, a la creciente violencia escolar –las referencias a Francia son extensibles a otros lugares- y el poco acierto en la integración de los inmigrantes en nuestro sistema educativo y los altos índices de fracaso escolar que se producen en este colectivo.
El análisis es impecable. Falta la parte más difícil: una propuesta valiente y sin complejos para salir de un proceso de decadencia al que se sigue alabando como políticamente correcto. Dedica un último capítulo, muy breve, a apuntar unas líneas de mejora; además a lo largo del libro, a la vez que comenta los errores más comunes en el sistema educativo, apunta líneas de mejora. Quizá fuera necesario haber aglutinado esas facetas en un capítulo que permitiera vislumbrar las características comunes que tienen los centros educativos donde se alcanza el éxito escolar.
José Manuel Mañú Noain