Santos de pantalón corto

Javier Paredes publica en este libro el perfil biográfico de los niños proclamados santos confesores oficialmente, es decir de los niños menores de quince años que han sido declarados santos por confesar su fe, sin haber sido mártires. Podría pensarse que a lo largo de toda la Historia de la Iglesia hay muchos, pero eso no es así. Lo cierto es que se pueden contar con los dedos de una mano: sólo hay un santo, Domingo Savio y tres beatos, Laura Vicuña, y Francisco y Jacinta, los dos pastorcitos de Fátima, inseparables de su prima LucÍa. Hay muchos otros niños, candidatos a esta santidad de pantalón corto, cuyos procesos están avanzados y, a buen seguro, que a no mucho tardar comenzarán a subir a los altares. Javier Paredes los conoce bien, pues trabaja con esta documentación desde hace años y prepara un libro con nuevas biografías, continuación de éste que ahora se publica.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2014 San Román
188
84-939550-5-2

segunda edición

Valoración CDL
3
Valoración Socios
4
Average: 4 (2 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

2 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de aita

Las vidas de Sor Lucia, la vidente de Fátima, Domingo Savio y Laura Vicuña sirven para explicitar las maravillas de Dios con los hombres y su intimidad con los niños. Vidas que merecen ser leídas para desear alcanzar la intimidad con Dios que ellos recibieron. Al terminar estas páginas es claro que, como decía Santa Teresa, sólo Dios basta.

Imagen de aita

El Prof. Javier Paredes publicó en 2008 la primera edición de la vida de los tres pastorcitos de Fátima junto con la de otros niños santos, beatos o en proceso de canonización. La obra se agotó con rapidez y ahora vuelve a publicarse en ediciones San Román. Los santos son modelos e intercesores para el Pueblo de Dios y también los niños necesitan modelos e intercesores de su edad. A los mayores también nos conmueven esos ejemplos para procurar ser como niños delante de Dios. Vale por tanto la pena volver a leer este sencillo y claro libro